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La absolución de los templarios por Javier Sierra
Hay que tomar aire para imaginárselo. Bajo la Ciudad del Vaticano, comenzados a excavar en tiempos de Juan XXIII, se extiende una serie de búnkeres de hormigón superpuestos, estancos, protegidos por modernas medidas de seguridad, en los que se almacena el mayor archivo histórico de la Humanidad. Sus kilómetros de estanterías custodian legajos que tienen más de mil años, algunos autentificados por sellos de oro macizo con efigies de reyes y emperadores. Sus bóvedas protegieron el Tercer Secreto de Fátima hasta su «desclasificación» en el año 2000, aunque todavía esconden papeles de nuestra Guerra Civil o de la Segunda Guerra Mundial. Ahora, una exposición en los Museos Capitolinos nos muestra un centenar de esas joyas. La que más llama mi atención fue «invisible» hasta hace una década: un pergamino de 1308 en el que Clemente V absolvía a los templarios de sus cargos de herejía, idolatría y sodomía, y que había sido pobremente inventariado. Estuve en el Aula Vieja del Sínodo de la Città el día que lo presentaron. Y entonces aprendí que el mayor desafío de ese archivo no es su secreto –abolido en 1880 por León XIII–, sino navegar con acierto en semejante océano de documentos.
Javier Sierra
Autor de «El ángel perdido» y «La cena secreta»
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