Estados Unidos

Se alquila casa bioclimática

A partir de mañana en Tenerife se podrán habitar por unos días casas ecológicas con lo último en diseño. Creadas por arquitectos de todo el mundo, cuentan con instalaciones solares térmicas, paneles fotovoltaicos y huertos para el propio consumo 

Se alquila casa bioclimática
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A partir de mañana, quien desee experimentar la vida en una casa libre de rastros de CO2, compartir los datos (sólo los energéticos) de su actividad diaria y los problemas o ventajas que encuentra a su peculiar vivienda, podrá hacerlo al sur de la isla de Tenerife. Frente al Atlántico, en un paraje natural digno de una visita, se levanta la urbanización La Granadilla, del Instituto Tecnológico de Energías Renovables (ITER).
Un total de 25 casas unifamiliares aisladas (se separan más de 10 metros unas de otras en una parcela de casi 50.000 m2), orientadas al sur (primera de las soluciones pasivas para mejorar el rendimiento energético) y diseñadas por arquitectos de todo el mundo, empezarán a alquilarse por días desde mañana, 1 de noviembre. Es el Iter quien lo gestiona directamente y quien ha decidido el precio, que oscila entre 200 y 300 euros por noche.
Hay que recordar que son viviendas con varias habitaciones, bioclimáticas, de diseño y en una de las islas afortunadas. Seguro que ahora el precio suena mucho mejor.
El objetivo es alquilarlo por estancias breves, temporales «no queremos que se convierta en la residencia habitual, porque se empezarían a introducir cambios», detalla María Delgado, arquitecto del ITER, quien añade que no es exactamente un complejo turístico. El público objetivo son científicos, técnicos y colectivos interesados en testar las viviendas y contribuir con sus opiniones a mejorar, si fuera necesario, las instalaciones de cada casa. De hecho, sin tener la web activa, hace unos días, contaban con varias reservas de grupos de investigación.

Pioneros
Cuando el marketing verde aún no existía ni a cualquier plan urbanístico se le añadía la coletilla de sostenible, el ITER tuvo la ocurrencia de plantear un concurso internacional para construir una futura urbanización libre de CO2.
Corría el año 1995. El objetivo de este concurso impulsado por el Cabildo Insular de Tenerife era «estudiar la viabilidad de un complejo de emisiones cero». La innovadora idea cautivó a 397 arquitectos de 38 países que plantearon sus propuestas. El jurado falló a favor de La Geria de César Ruíz-Larrea Cangas y, aunque la intención fue crear a partir de esta casa una urbanización homogénea «se decidió poner 25 diferentes, perdiendo unidad pero potenciando las posibilidades como laboratorio», explica Ruiz-Larrea. La Geria, la estrella, el cubo, las bóvedas son algunos de los nombres de soluciones con denominación de origen tan diversa como Estados Unidos, Dinamarca, Reino Unido, Finlandia, México, Venezuela, Francia, Italia y, por supuesto, España.
Han pasado 15 años hasta su inauguración este 2010, en los cuales el ITER tendría que contactar y pedir el proyecto de ejecución a cada arquitecto, adaptar cada idea a la normativa española, desechar lo superfluo para ajustar su presupuesto y salir indemnes de un burbuja inmobiliaria; tiempos en los que encontrar un constructor libre y a un precio razonable era más complicado que ahora. Se decidió montar de cinco en cinco, mientras que para el sistema de monitorización contaron con financiación pública.
El resultado es un complejo residencial exportable, reproducible en cualquier lugar del mundo que se puede visitar y del que se puede consultar los resultados, porque «para experimentar cómo funciona, hay que monitorizar, pero primero las viviendas tienen que estar habitadas», detalla Delgado. Aprovechando la cercanía del mar y el clima árido de la zona, se ha instalado una planta desaladora por ósmosis inversa y una depuradora, que alimentan por tres redes de distribución todas las casas. La primera transporta el agua potable de la desaladora a las viviendas. La segunda, lleva el agua residual hasta la depuradora y la tercera canaliza esta agua ya limpia al sistema de riego.
También existe una única red de distribución eléctrica, con un contador capaz de medir de manera individual tanto la producción energética como el consumo, diferenciando entre la cantidad que viene de aerogeneradores o de paneles fotovoltaicos. Estos últimos, fueron de instalación obligatoria en la fase de concurso, mientras que los primeros eran opcionales. Electrodomésticos eficientes y bombillas de bajo consumo son otras de las soluciones estándar en toda la Granadilla.

La Geria como ejemplo
Para ver cómo es una de estas casas, lo mejor es describir la ganadora, no sólo por esta cualidad, sino por lo que tiene de representativo del complejo urbanístico. César Ruíz-Larrea se inspiró en una construcción industrial típica de canarias, denominada La Geria, y recreó la estructura. Es un tipo de construcción en piedra volcánica, que aísla del viento y mantiene cierto grado de humedad en el terreno. Ruiz-Larrea representó a la perfección uno de los parámetros, usar materiales respetuosos y adaptarse al entorno. «En cada planificación hay que tener en cuenta la situación y reflexionar sobre las soluciones de la arquitectura tradicional. La cultura tecnológica nos ha traído un consumo de energía exagerado e innecesario…», explica el arquitecto.
Su superficie es de 123 m2 y 2,7 metros de altura. Cuenta con tres dormitorios, cocina, salón, dos baños y dos grandes porches tanto en dirección norte como sur. En el techo se ha instalado 124 m2 de cubierta vegetal, para la refrigeración de la casa. Se trata de una variedad de romero que necesita muy poco riego. También en la cubierta se encuentra la instalación solar térmica con dos captadores solares que alimentan un depósito de 300 litros para el consumo previsto de la vivienda. Para la generación eléctrica cuenta con 14 paneles fotovoltaicos, cuya producción anual se estima en torno a los 3.910 kWh. «La madera que se utiliza es certificada como FSC. Y para la ducha se usa el agua de lluvia filtrada. También cuenta con un huerto vertical en la cocina para el propio consumo», detalla Ruíz-Larrea. A lo que hay que añadir, los sistemas pasivos como el forjado del suelo independiente y aislado del terreno y el equipamiento de sensores, que miden en cada casa: la temperatura a diferentes alturas, en las paredes y en los techos, la humedad, el flujo del aire y el CO2.
Un último detalle, quizá el más importante, para informarse o reservar un espacio en esta urbanización ecológica puede contactar a casas.bioclimaticas@iter.es.