Moscú

Rusia eleva la tensión entre Turquía y Siria

Erdogan intercepta un avión civil sirio procedente de Moscú que portaba «armas». Damasco le acusa de «acto hostil» y el Kremlin niega «la carga ilegal»

El vuelo procedente de Moscú con destino a Damasco contenía 30 pasajeros, pese a tener capacidad para 180
El vuelo procedente de Moscú con destino a Damasco contenía 30 pasajeros, pese a tener capacidad para 180larazon

BEIRUT- El aterrizaje forzoso de un avión de carga sirio la noche del miércoles en Ankara era más una advertencia a Moscú que al régimen de Damasco. La aeronave que, según las autoridades turcas trasportaba una «carga ilegal», hacía el trayecto Moscú-Damasco y contaba con 35 pasajeros y dos tripulantes. Durante nueve horas, la tripulación y los pasajeros permanecieron retenidos en el aeropuerto de la capital turca, mientras los agentes de Policía procedieron al registro del avión de la compañía Syrian Airlines y decomisaron el cargamento sospechoso. El incidente ha abierto una brecha diplomática entre Turquía y Rusia, aliada internacional de Damasco. La primera reacción de Moscú fue aplazar ayer la visita del presidente ruso, Vladimir Putin, que tenía prevista a Ankara.

Poco después llegaron las duras declaraciones del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores que exigió al Gobierno turco «explicaciones sobre la justificación de estos actos», tras acusar a Ankara de «poner en peligro a los pasajeros», entre los que se encontraban 17 rusos. Damasco no se quedó atrás, y adoptó una postura de víctima. En un comunicado, el Ministerio de Exteriores sirio denunció que la tripulación fue «maltratada» y que los pasajeros fueron retenidos durante varias horas. Las autoridades sirias exigieron al Gobierno turco que devolviera la carga confiscada, asegurando que la aeronave no «transportaba ningún tipo de armas o mercancías prohibidas».

El Ministerio sirio arremetió contra el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan, tachando de «acto hostil y deplorable» la intercepción del vuelo, que es, a fin de cuentas, «un signo más de la política hostil llevada a cabo por el Gobierno de Ankara que da refugio [a los rebeldes] y bombardea el territorio sirio».

Las entonadas palabras del régimen sirio perdieron fuelle cuando el primer ministro turco confirmó horas después que el avión de pasajeros sirio al que obligó a aterrizar la noche del miércoles en Ankara llevaba munición de fabricación rusa destinada al Ministerio de Defensa de Siria. «Está claro quién es el remitente del material y está claro quién lo recibe. Lo envía una institución rusa, una empresa que exporta armas y munición. Y el receptor de este material es el Ministerio de Defensa sirio», declaró Erdogan en una rueda de prensa. «No se puede transportar este tipo de material en un avión civil. Voy a ir más lejos: no se deberían transportar ni siquiera grandes cantidades de navajas en este tipo de vuelos», respondiendo así a las acusaciones de Moscú y Damasco, que exigieron explicaciones por haber obligado al avión a aterrizar en Ankara y haber puesto en peligro la vida de los pasajeros al ser interceptado el avión por dos cazas turcos F-16.

«Las normas internacionales permiten investigar aviones civiles sospechosos de transportar material militar», recalcó el «premier» turco. En un claro aviso a Rusia, Erdogan advirtió de que su Gobierno no permitirá el envío de armas al régimen sirio a través de su espacio aéreo. Las afirmaciones del jefe del Gobierno turco dejaron en una posición incómoda al Kremlin. Que Moscú esté proporcionando armamento al régimen sirio es un secreto a voces, pero que Turquía haya encontrado pruebas que refuten estas acusaciones pone a Rusia en una situación de poca credibilidad. Con ello, Moscú ha violado el embargo de armas a Siria impuesto por la UE y Estados Unidos.

No obstante, la agencia de exportación de armas rusa ha negado que el avión transportara equipo militar. Una fuente de inteligencia bajo condición de anonimato dijo a Reuters que «a bordo del avión ni había ni podía haber armas ni ningún tipo de sistema militar». Moscú, principal suministrador de armas a Damasco, ha vetado junto con China todos los proyectos de resolución contra Siria en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en los que se prohibía el abastecimiento directo o indirecto y la venta o transferencia a Siria de cualquier tipo de armas.

El episodio del avión se produce en medio de la escalada de tensión entre Ankara y Damasco por el intercambio de fuego de mortero y artillería. Estas provocaciones podrían conducir a una intervención militar por parte de Turquía en suelo sirio. Erdogan se enfrenta a un gran dilema, por una parte tiene que demostrar que su Ejército es capaz de hacer frente a cualquier acción que amenace su seguridad nacional, pero por otra se enfrenta a una opinión publica que desaprueba una guerra con Siria.

Crece el temor a una extensión de la crisis
Mientras se agravaba la tensión entre Turquía y Siria por la intercepción de un avión civil con munición rusa, la violencia en Siria se extendió a la frontera con Líbano, dejando ayer, al menos, ocho muertos y otros tantos heridos. Fue en un ataque perpetrado por un «grupo terrorista» contra un autobús con obreros sirios que acababa de cruzar la frontera desde Líbano. «Un grupo terrorista armado atacó un autobús que transportaba a obreros sirios minutos después de que cruzase el puesto fronterizo de Arida [en territorio libanés] con dirección a Siria, y mató a ocho trabajadores sirios e hirió a otros ocho», informó la televisión estatal. La frontera libanesa ha sido escenario de frecuentes escaramuzas y secuestros de ciudadanos sirios, orquestados por mafias locales que apoyan a la milicia chií libanesa de Hizbulá y uno de los principales temores a una regionalización de la guerra siria, antes de la crisis con Ankara. También el Ejército sirio ha bombardeado en varias ocasiones territorio fronterizo, que ha llevado al Gobierno libanés a reforzar la seguridad con el despliegue de militares. Dentro del país, los rebeldes sirios avanzaron ayer en la provincia de Idlib, donde tomaron el control de casi 5 kilómetros de la estratégica autopista que une Damasco y Alepo. La ciudad de Maaret Al Nooman, donde se libran violentos combates, es un paso obligado para los refuerzos del Ejército que se dirigen a Alepo, escenario de una batalla crucial desde hace tres meses. El régimen, por su parte, bombardeó de nuevo el bastión rebelde de Homs, tras cinco días de intenso fuego de artillería en una operación definitiva para recuperar el control de esta estratégica ciudad. Según los comités de coordinación local, más de 100 personas murieron ayer a causa del conflicto.