Cuadrar el círculo por José María Aznar Botella

Qué difícil situación le ha tocado administrar a este Gobierno. Ha heredado una ruina política y económica y no le queda más que elegir la forma de la quiebra. Hay varias formas de quebrar: la de toda la vida, en la que no devuelves las deudas a tus acreedores y que supondría la ruina y miseria de España; la americana y preferida por los políticos, que consiste en pasar la pelota a las generaciones venideras, monetizando la deuda y devolviendo la misma con una moneda muy devaluada por la inflación, y la última, que es la ruptura del contrato social, en la que el Estado no cumple con los compromisos adquiridos con sus ciudadanos. En España queremos quebrar vía inflación porque el coste social y político de la ruptura del contrato social es demasiado alto. El problema es que Alemania no quiere dejarnos monetizar la deuda y a España no le va a quedar más remedio que romper su contrato social, algo a lo que el Gobierno se resiste. Así, los Presupuestos de 2013 presentados el jueves son otro intento por cuadrar el círculo, sostener lo insostenible y aplazar lo inevitable. Se plantea una subida de recaudación para compensar la imparable escalada del gasto social e intereses de la deuda que causa la recesión. Es una elección muy defendible, pero de muy corto recorrido: o se empieza a crecer a final del año que viene o el siguiente presupuesto será el de una quiebra muy traumática. Lo curioso es que los que con más vigor se oponen a una reforma del Estado del Bienestar son los que resultarían más afectados por una monetización de la deuda que a la larga causaría destrozos entre los jóvenes actuales y la clase media baja. La inflación beneficia a los ricos y machaca a los pobres, pero paradójicamente, y vistas las manifestaciones de esta semana, son los más jóvenes y menos favorecidos los que defienden las políticas más inflacionistas. Como español se me cae el alma a los pies, como inversor les doy palmas a los manifestantes. ¡Que le den duro a la impresora!