Cádiz
El retorno de los brujos
Con el título de este artículo, hace ya varias décadas, se publicó un libro que pretendía que el ocultismo volvía a controlar el mundo. La obra tuvo un éxito enorme aunque no convenció de la veracidad de sus tesis a casi nadie que leyera la prensa diaria. En otras palabras, el texto estaba bien traído, pero resultaba fantasioso e inverosímil. Así lo pensaba yo también, al menos hasta esta semana. Y es que en esta querida y doliente España se diría que no se puede ir más lejos en el terreno del disparate y la falta de sentido común, pero cada vez que se llega a la conclusión de que hemos apurado hasta las heces el cáliz de la majadería, alguien se ocupa de desengañarnos de nuestra ingenuidad. La última noticia que me ha sumido en la más honda perplejidad ha tenido como escenario un ayuntamiento de la provincia de Cádiz cuyo nombre omito por caridad. En el lugar de marras una autodenominada «bruja buena» ha realizado un ritual mágico –«rueda de energía sincronizada», según ella– para acabar con la carga negativa que había en el pueblo como consecuencia de haberse fusilado en las tapias de uno de los enclaves del municipio a ciento cincuenta personas durante la Guerra Civil. La noticia es de por si inquietante, pero se zambulle de hoz y coz en el delirio cuando nos enteramos de que el alcalde del lugar, socialista por más señas, ha dicho que «han pretendido hacer un ritual serio, huyendo de la imagen de timo que tienen hoy las cuestiones mágicas». El alcalde es, como no podía ser menos, un ardiente partidario de esa falacia propagandística que se conoce como Memoria histórica y, de hecho, ya estableció un Parque de la Memoria histórica con sección infantil incluida. Voy a pasar por alto que el cadáver de Marx –que inspiró a Pablo Iglesias y a los fundadores del PSOE aunque no lo hubieran leído jamás– estará enloquecido bailando la conga en su sepulcro al saber que un socialista se ha entregado a la hechicería. Pasaré también por alto que si los fusilados hubieran sido del otro bando y alguien hubiera solicitado celebrar una misa en su recuerdo, el alcalde se habría negado furibundo. Hasta pasaré por alto también que ya alguna de las entusiastas partidarias de la Memoria histórica me había recordado a las brujas de los cuentos. Dejemos todo eso a un lado y reflexionemos en la desesperación –explicable, por otra parte– en que se encuentra sumido el PSOE. La hechicería se ha sumado a la subvención y a la Memoria histórica como se juntan el ron, la Coca-cola y el hielo para combinar un cuba-libre. A partir de este episodio, no me sorprenderá enterarme de que ZP acude a tenidas masónicas imprimiendo a sus cejas un toque mefistofélico o de que Moratinos se entrega a la santería como los Castro, sacrificando pollos desnudos de medio cuerpo para arriba o de que Corbacho se sienta ante la tabla ouija para saber el número real de parados o de que Bibiana Aído se entrega a cultos dedicados a la Madre tierra con el grupo de brujas del partido o incluso que María Teresa Fernández de la Vega regresa a su casa montada en una escoba. Sólo Dios sabe lo que nos quedará por ver…
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