Elecciones generales
La credibilidad de Rajoy
Mariano Rajoy es el gran favorito de todas las encuestas ante las elecciones generales del próximo domingo. En el ecuador de la campaña electoral se advierte ya que la creciente agresividad no ha servido al Gobierno ni para salvar los muebles y los sondeos aventuran para el PSOE tan sólo los votos imprescindibles con que mantener el liderazgo de la oposición. Para el PP, sin embargo, el balance de esta campaña es hoy extraordinariamente positivo ya que le permite consolidar ante los electores el gran proyecto de cambio político y de puerta de salida ante la crisis. Pero, sin duda, la mayor parte del trabajo estaba ya hecha desde hace años, como parte de la estrategia dirigida por Rajoy al frente del PP. Frente a las acusaciones de un programa oculto con grandes recortes sociales en las que insiste el PSOE, Rajoy, en la entrevista que hoy publica LA RAZÓN, recuerda cuáles serán sus principales pasos para cumplir una «tarea muy difícil», tan dura que «necesita de un proyecto nacional que sume a todo el mundo». «Mi objetivo –afirma– es explicar a los españoles lo que hay, y que España está en la encrucijada de decidir si seguimos cayendo como hasta ahora o abrimos un camino a la esperanza». Y cuenta Rajoy además, la importancia de hacer bien las cosas para lanzar un mensaje a los mercados y a la UE, así como los contactos que los populares han mantenido ya con los líderes europeos.
El ecuador de la campaña sirve además para hacer balance de la credibilidad con la que han llegado hasta aquí los diferentes partidos. El de Mariano Rajoy recoge el fruto de haber sembrado a lo largo de los últimos años la semilla de la credibilidad. Frente al discurso cambiante y oportunista del Partido Socialista, que negaba la crisis o anunciaba según los días imaginarios brotes verdes, el líder de los populares ha podido mantener siempre lo afirmado en sus intervenciones públicas, ya sea en el Congreso de los Diputados o ante los medios de comunicación. Por eso, en el debate televisivo frente a Rubalcaba, era Rajoy quien, desde la firmeza, ganaba cada uno de los envites que el candidato socialista ponía sobre la mesa. Ante cada duda generada por Rubalcaba, ganó siempre la credibilidad de Mariano Rajoy.
Las consecuencias ocasionadas por la tormenta financiera sobre el euro han mostrado que la solvencia y la firmeza en aplicar las soluciones han pasado al primer plano de la política. La actuación de Merkel o Sarkozy contrasta así con el fracaso de liderazgos carismáticos como el de Berlusconi, incapaces de reaccionar ante la crisis. Pero en España no ha sido preciso buscar a toda prisa un Gobierno «técnico» y serán las urnas las que, el 20-N, proporcionen a los españoles la oportunidad de buscar soluciones a la crisis. Y la oferta que plantea el partido de Mariano Rajoy –avalada tanto por la credibilidad de su trayectoria como por el recuerdo de lo que el Gobierno del Partido Popular fue capaz de realizar ante la difícil situación económica de 1996– es la opción que despierta mayores expectativas. Y la única con posibilidades de cambiar las cosas.
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