Sevilla
El «búnker» de los piratas españoles
David y Jordi no son alemanes como Kim Schmitz, sino que nacieron en Sant Sadurni y Vilafranca del Penedés; no viven en Nueva Zelanda, sino en Barcelona. No son gordos y voluminosos, sino dos chicos jóvenes de apenas 23 años. No corren rallys por autopistas europeas sin respetar los límites de velocidad, sino que se van de vacaciones con amigos a Menorca.
No presumen de vida de rico, con coches de lujo y mansiones que parecen no acabar nunca, sino que han aprobado hace poco la carrera de informática en la Universidad Politécnica de Barcelona y de vez en cuando quedan para jugar al pádel. Las vidas de Kim Schmitz, padre de Megaupload, y las de Jordi Tamargo y David Martínez, que llevaban hasta hace un tiempo la página web seriesyonkis, no pueden ser más distintas, son como dos mundos opuestos.
O quizá no. Para muchos Schmitz y Tamargo y Martínez son lo mismo: piratas, asaltadores de los derechos de los creadores. Su trabajo consistía en que la gente pudiese ver las películas gratis. Megaupload era el sitio en internet al que llegaban ciudadanos de cualquier parte del mundo para descargarse estrenos o guardar documentos. Y Seriesyonkis era (y es) en España la página web que indicaba (e indica) mediante enlaces el camino para llegar a Megaupload y otros lugares parecidos. No es la única web que lo hace, pero se ha convertido en una de las más importantes.
Dos chicos corrientes
Megaupload es ilegal y su dueño está detenido; Seriesyonkis es legal. «Nunca hemos hecho nada que un juez haya considerado ilegal», dicen en una entrevista a la página Vilaweb David y Jordi, sus ex administradores, que han decidido dedicarse a otra cosa y que ya no se esconden. En la foto que repartieron a los medios aparecen cómodamente sentados en un sillón, sonrientes, en camiseta y relajados. No hay nada estridente ni que llame la atención. No parecen dos tipos extravagantes o con una vida loca, como Schmitz. David estudió en el colegio Sant Josep en Sant Sadurni, mientras que en Vilafranca es habitual ver a Jordi en Inzolia, una vinatería a donde va con sus amigos. «Es un chico corriente, como otros que vienen por aquí», cuentan.
Su vida es la de casi todos. «Sufrir juntos los exámenes, las prácticas, noches sin dormir, de comer en "el poli", jugar al futbolín, aguantar algunas clases muy pesadas y salir un poco de fiesta», como escribe de ellos un amigo suyo en su blog. Con la diferencia de que, además, es una vida volcada en internet. Jordi Tamargo empezó a hacer cosas en la web con sólo 13 años, según cuenta en un reportaje que le hizo otro amigo en «El 3 de vuit», «para probar cómo era todo eso de internet y si funcionaba». Debió pensar que sí funcionaba, porque con 17 años creó junto a David Martínez «Virtualbox group», desde donde gestionaban páginas webs de animales o juegos. Para ellos, todo empezó como un hobby, como una forma de pasar el tiempo. «Cuando lo profesional se convierte en personal, yo lo considero un hobby. Es mejor sacar las armas de cirujano cuando la temática te lo permite. No me van las mezclas, no me gusta ocultar mi identidad», escribió David en un comentario a un post en un blog de un amigo.
Tuvieron que esconderse cuando se hicieron con Seriesyonkis y el hobby de internet se convirtió en algo serio, legal, pero con reparos. Alberto García Solá asegura que él es el creador de la página y que después se la traspasó a Jordi y David, que habían fundado la empresa Burn Media. «La crisis es también una oportunidad y más en el sector en el que trabajo, donde emprender un negocio no es complicado y es barato», reconoce Jordi Tamargo en el reportaje de su amigo.
Ésa fue su oportunidad y éste el momento de salir a la luz. Hasta hace muy poco, era complicado verlos. El periodista Ignacio Escolar investigó sobre ellos y cuando dio con su pista, cerraron su Twitter. Sólo la revista «Rolling Stone» publicó una foto de ambos en su lugar de trabajo. Era la única imagen suya. Sus blogs personales están vacíos y sus amigos borraron las fotos que de ellos habían colgado en internet.
De repente, han dado la cara. Sus Twitters están abiertos y se les puede ver en otras redes sociales. Jordi se define como un informático que trabaja en el sector del entretenimiento y del ocio, no especifica más; mientras que David dice que es cofundador de Virtualbox group y de Burn Media, entre otras.
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Han pasado de esconderse a tener un departamento de prensa que divide las entrevistas con los medios y que intenta centralizar la información que de ellos se da. Todo parece una estudiada operación cuyo fin es dar a conocer el nuevo proyecto en el que están trabajando. Una vez fuera de Seriesyonkis se han volcado en aplicaciones de móvil: «Nos hemos desvinculado de Seriesyonkis porque personalmente sentíamos que habíamos tocado techo. Somos jóvenes y teníamos ganas de comenzar cosas nuevas, la verdad. Estar mucho tiempo haciendo una misma cosa llena», aseguran.
Llena sí. Quizá también de dinero. Desde su departamento de prensa piden que no se publique nada que no sea «veraz», como por ejemplo la cantidad de millones de euros que, según se ha publicado (10 millones de euros), habrían cobrado al irse de Seriesyonkis. Mientras, dicen que el cierre de Megaupload les parece bien si es que ha habido comportamiento ilegal, pero insisten en que siguen estando a favor de compartir archivos de internet si con ello no se gana dinero.
El jefe de prensa afirma que de eso, de dinero, él no puede comentar nada. Jordi y David han salido a la luz con los planes muy claros: deciden de qué hablan y cuándo. Tampoco desde Metricson Abogados, expertos en desarrollar negocios en internet, quieren explicar qué tipo de consejos han dado a Jordi y David, ni cuánto tiempo llevan trabajando con ellos. Llevan sus asuntos, pero no pueden dar más información al ser confidencial.
David y Jordi han conseguido su objetivo. Son personajes célebres, con un negocio a la vista. Puede que ahora nos cansemos de ver sus caras y cuando vayan al Camp Nou a ver al Barça, es probable que los identifiquen los que se sientan cerca. Son los tipos que manejaban la web Seriesyonkis, esos que tienen un nuevo proyecto. Los que no son como Kim Schmitz, el de Megaupload, pero que sí son como él.
El entramado Burn Media
En la calle Jérez de los Caballeros número 2, en Madrid hay un pequeño edificio de oficinas. Se supone que allí tiene su domicilio Burn Media, la empresa de Jordi y David y que ahora pertenece a Alexis Hoepfner. Pero la puerta de entrada y de salida de datos de la empresa estaba en Sevilla. No es sencillo localizar quién está detrás de las páginas de enlaces, porque aunque se mueven dentro de la legalidad, nadie sabe qué puede suceder ahora que EE UU ha actuado contra Megaupload.
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