Chipre
Documentos secretos revelan torturas británicas a los rebeldes del Mau Mau
Documentos que habían permanecido ocultos hasta ahora revelan el sistemático uso de torturas y actos brutales por parte de la administración británica contra los rebeldes del Mau Mau en Kenia entre 1952 y 1960.
Esos papeles, que documentan los esfuerzos de la potencia colonial por reprimir la insurrección, fueron sacados en su día de Kenia y permanecieron ocultos en archivos secretos del Gobierno durante medio siglo, informa hoy el diario The Times. Las autoridades británicas se han visto obligadas a hacerlos públicos después de que cuatro ancianos kenianos aseguraran haber sido torturados durante aquella rebelión contra los británicos.
Los demandantes afirman haber sufrido "actos inefables de brutalidad, incluidas castraciones"y el caso ha llegado al Alto Tribunal de Londres, que ha convocado para este jueves la primera vista.
Las 300 cajas de documentos descubiertas ahora fueron sacadas de Kenia en 1963 y traídas en secreto a este país días antes de la declaración de independencia por el país africano.
Los funcionarios británicos se deshicieron en su momento de todas las pruebas que pudieran causar problemas al Gobierno de su Majestad.
Se pensaba que el material incriminatorio podía estar perdido o haberse destruido, pero después de que un juez del Alto Tribunal ordenase al Gobierno presentar las pruebas pertinentes, el 'Foreign Office' encontró en sus archivos unos 1.500 documentos relativos al caso.
En su inmensa mayoría, esos documentos están relacionados con el Mau Mau e incluyen la detención y el castigo de los sospechosos de pertenecer a ese movimiento rebelde.
Los historiadores creen que puede haber guardados documentos similares relacionados con otros territorios que formaron parte del imperio como Chipre, Nigeria, Malasia, Rodesia o Palestina. "Esos documentos se ocultaron para proteger a los culpables. Y no se trata sólo de Kenia. ¿Quién sabe qué otros esqueletos se guardan en los sótanos del 'Foreign Office'?. Es hora de que se conozca la verdad", dijo David Anderson, profesor de historia africana de la Universidad de Oxford, citado hoy por The Times.
Los cuatro querellantes kenianos exigen al Gobierno de Londres una declaración de pesar por lo ocurrido así como la creación de un fondo benéfico a favor de las víctimas. Todavía viven al menos otros 1.400 ex detenidos del Mau Mau y, si siguen su ejemplo otros individuos de los países colonizados, el Gobierno británico podría exponerse a reclamaciones millonarias.
Algunos de los implicados en aquellos crímenes viven hoy en Gran Bretaña, por lo que podría verse incluso procesados.
Los cuatro querellantes de ese país, que llegaron el lunes al Reino Unido, reclaman "daños y perjuicios"por las heridas sufridas en los "reiterados asaltos físicos de que fueron objeto por parte de empleados y agentes de la Administración Colonia Británica en Kenia mientras estaban detenidos".
Sus abogados argumentarán, según The Times, que los documentos reaparecidos muestran que esos asaltos formaban parte de "un sistema de torturas, tratos inhumanos y degradantes aplicados por la policía y otros miembros de los servicios de seguridad con pleno conocimiento de la Administración Colonial".
La rebelión keniana fue uno de los conflictos más sangrientos de la época colonial y resultó en la muerte de miles de personas. En 1952, las autoridades de Kenia declararon el estado de emergencia. Se cree que fueron detenidos 79.000 kenianos, uno de cada cuatro varones adultos de la tribu Kikuyu. Las cifras oficiales hablan de 12.000 muertos entre los kenianos, pero los historiadores creen que las víctimas mortales pudieron llegar a 25.000 frente a sólo 32 granjeros europeos.
Entre los detenidos entonces estaba el abuelo paterno del presidente de EEUU Barack Obama, Husein Onyango Obama, que se unió al movimiento independentista keniano mientras trabajaba como cocinero para un oficial británico. Obama fue detenido y encarcelado durante dos años en una prisión de alta seguridad donde, según su familia, fue torturado en un intento de extraerle información sobre la insurrección.
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