La fuga de Megan amor prohibido

Londres/Madrid- «Cariño, no me importa lo que hayas hecho. De verdad que no estamos enfadados. Sólo queremos que vuelvas a casa. Por favor, llámanos, el teléfono sigue siendo el mismo». Danielle Wilson no pudo evitar llorar cuando a principios de esta semana miraba desconsolada a las cámaras de televisión para denunciar la desaparición de su hija. Megan, de 15 años, sigue sin dar señales de vida, pero su madre ya sabe con quien ha huido. Sus peores miedos se confirmaron ayer cuando todas las portadas de la prensa británica publicaron las fotografías de la menor agarrada del brazo de su profesor de matemáticas, Jeremy Forrest, un hombre casado que le dobla la edad. Las instantáneas pertenecen a las cámaras de seguridad del ferry que va desde Dover a Calais, por lo que la Policía cree que la pareja podría encontrarse en cualquier punto de Europa. Pero lo que más ha conmocionado al país es que el colegio, «The Bishop Bell Church Of England», en Eastbourne, conocía la relación desde hace siete meses. En febrero, otro profesor fue alertado por los amigos de Megan, cuando ambos fueron vistos cogidos de la mano en público al regreso de un viaje a Los Ángeles con el resto de la clase. De hecho, la directora de la escuela, Terry Boatwright, confirmó que estaba al tanto de la relación y que el centro está colaborando con las autoridades y los padres.

Con todo, no es la primera vez que se enfrentan a este problema en el centro: en 2009, un profesor de 27 años fue condenado a siete años después de acosar a dos alumnas a través de redes sociales.

La relación entre Megan y Danielle, ¿es amor o, directamente, un abuso? En todo caso, un delito en Reino Unido, donde la edad de consentimiento sexual está fijada en los 16 años. Pero en España no sería así. Como recuerda la penalista María de la Palma Álvarez, las relaciones consentidas con adultos están permitidas a partir de los 13 años. «A menor edad, se considera que no cuentan con libertad ni madurez sexual. Es una forma de proteger su integridad», apunta Álvarez. Con todo, recuerda, a partir de los 16 años y, hasta que se cumple la mayoría de edad, un adulto puede caer en el delito de estupro, «cuando el consentimiento no ha sido válido, pues se ha producido mediante engaños».

Código Penal
Además, afirma, nuestro Código Penal castiga con firmeza los delitos que pueden derivarse de estas situaciones, pues el artículo 183 depara penas que van de los 2 a los 12 años, dependiendo del alcance sexual de las relaciones. «Unas penas casi superiores a las del homicidio», apunta.

Danielle y su esposo, Martin, padrastro de la joven, aseguraron ayer que no sabían nada hasta hace unos días. Durante una rueda de prensa señalaron que este tipo de actuaciones no son propias de la joven, pues apenas sale de casa, no le gusta salir por la noche los fines de semana y le da mucho miedo la oscuridad. Martin explicó que había conocido a Forrest hace dos años en un colegio, en el que ambos era profesores, y siempre pensó que era un «buen tipo». Ni la familia ni el resto de padres pueden entender cómo pudo permitírsele al profesor seguir dando clase durante meses. Además, no impidieron que impartiera clases particulares antes de verano –a las que también asistió Megan–.

Alumna y profesor –también músico–, tomaron el ferry el pasado jueves. La Policía cree que podrían estar viajando en un Ford Fiesta negro. Una de las amigas de Megan explicó a los agentes que recibió el viernes un mensaje diciendo que habían llegado bien a Francia. Pero no pertenecía a su móvil: se han deshecho de sus teléfonos para no ser localizados.
Javier Urra, doctor en Psiquiatría, asegura que, aunque un adolescente esté desarrollado biológicamente para enamorarse de un adulto, «no poseé madurez cognitiva» ni es capaz de «prever lo que les puede pasar». Además, la relación profesor-alumna puede dar pie a un «aprovechamiento de autoridad». Por eso, aboga por subir el límite de edad «hasta los 14 o los 16 años».
 

EL CASO ESPAÑOL: Alumna y maestro, a ibiza
En nuestro país también hay casos de alumnos y profesores cuya relación ha trascendido el ámbito educativo. El más significativo de ellos fue la fuga protagonizada en 1993 por un profesor de sexología de 35 años y su alumna, de 12. Desde Ayamonte (Huelva), la pareja, que no llegó a mantener relaciones sexuales, viajó hasta Madrid e Ibiza. A su vuelta de la isla, fueron localizados en Denia (Alicante), donde el profesor fue detenido. A pesar de la diferencia de edad, el padre de la joven se mostró partidario del noviazgo, aunque «con condiciones».