Egipcios coptos: «Los conocemos y no nos pueden engañar»

EL CAIRO- La rutina cotidiana sigue en el barrio cairota de Shubra, pero nadie se atreve a comentar en voz alta la victoria de Mohamed Mursi en las urnas, porque las relaciones entre cristianos y musulmanes, que conviven aquí, están ahora más tensas que nunca. Es la primera vez que un islamista llega a la Presidencia de Egipto, que cuenta con una minoría cristiana, alrededor del 10% de una población de 80 millones. Si la comunidad copta ya estaba aterrorizada ante la posibilidad de un presidente islamistas, ahora tendrá que convivir con esta realidad impuesta por una democracia que todos parecen aceptar, de mejor o peor gana. «No tenemos miedo, pero tampoco estamos contentos», admite Samira, una señora sin velo, perfectamente peinada y maquillada que lleva muy bien su edad y sus preocupaciones. Lejos de las miradas y los oídos de la calle, en una tienda de galletas y bombones, Samira no ve su futuro demasiado dulce, pero no pierde la esperanza. «Puede que incluso las cosas sean mejores que antes, todo depende de lo que haga el nuevo presidente; vamos a esperar y ver qué ocurre», dice tranquilamente esta abuela de cinco nietos que ha vivido toda su vida en Shubra, y asegura que, pase lo que pase, no emigrará, como han decidido hacer muchos egipcios en los pasados meses, desde la caída del ex presidente Hosni Mubarak, considerado el protector de los cristianos. Samira votó por el ex ministro del dictador, Ahmed Shafiq, tal y como hicieron la mayoría de los cristianos, sobre todo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en la que se enfrentaron el candidato mubarakista y el Hermano Musulmán. Éste es el caso de un joven de Shubra que dice estar tan asustado y prefiere no desvelar su nombre: «Mursi ha hecho promesas a los cristianos sólo para conseguir la Presidencia», susurra. «Ahora veremos si cumple su palabra». Muchos temen que la Hermandad haya mostrado su cara más amable y moderada para conquistar al electorado medio y no asustar a la comunidad internacional, aunque sus verdaderas intenciones sean muy diferentes. «Los conocemos desde hace décadas, sabemos cuál es su ideología, y no nos pueden engañar como engañan a Occidente», asegura Isaac, un farmacéutico de un barrio acomodado de la capital egipcia, con presencia cristiana. Según varios analistas, los Hermanos Musulmanes tendrán que moderarse al pasar de la oposición al Gobierno, y tendrán que llegar a compromisos con todos los grupos y centrarse en cuestiones prácticas, y no morales o religiosas. Pero Isaac tiene miedo de que, con un presidente islamista, la mayoría de la población, musulmana suní, se sienta legitimada a imponer sus valores sobre la minoría cristiana, y que la sociedad se vuelva más intolerante, aunque el Gobierno no cambie sus políticas o legislación.

El portavoz de la Iglesia Católica de Egipto, Rafik Grish, explica a LA RAZÓN que ése es el principal temor: «Si la sociedad se islamiza, no necesitas leyes escritas para imponer normas». Grish dice que, quizás, lo que más asusta es el hecho de que esta situación es nueva. «No conocemos a Mursi, pero hemos escuchado sus promesas, y ahora tiene que demostrarnos que, no sólo no habrá discriminación, sino que mejorará nuestra situación».

Ataques y quema de iglesias
Enero 2010
Tras la celebración de la Navidad copta, el 6 de enero, les dispararon desde un vehículo. Seis cristianos muertos.
Enero 2011
La iglesia de Alejandría sufre una atentado el 1 de enero. Fallecen 23 personas. En marzo y mayo, ha nuevos ataques.
Octubre 2011
Los coptos convocaron una protesta y los salafistas les atacaron. 24 muertos y 300 heridas.
Enero 2012
Un grupo de salafistas ataca a la comunidad copta de Kebly Rahmaniya el 19 de enero. Hubo dos heridos de bala.