Cataluña

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La Razón
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Una conocida cantaora, en un momento difícil de su vida, le decía a su pareja para enfrentarse a los paparazzis «dientes, dientes». Algo así es lo que Artur Mas, crecido por el éxito electoral, ha anunciado. Tres recortes, tres subidas o las que sean necesarias. Se acuerda uno del poeta Benítez Carrasco y vuelvo al uno, dos y tres recortes en el redondel. Uno, dos y tres recortes en los sueldos, en las pensiones y los banderilleros de la vida, que somos todos, ya no sabemos hasta donde será necesario llegar. Las entradas de todo tipo bajan, pero las salidas, o sea, los pagos, suben. Tasas universitarias, agua, luz e incluso la alarma que tienes instalada en la casa. Aunque para alarma, la de levantarte todas las mañanas y ver esa especie de prima de Zumosol que sigue dándole a España por donde más duele. Los servicios médicos privados también aprovechan para subir. Me pregunto que si además del imprescindible copago sanitario, o como lo van a llamar en Cataluña, «recibo disuasorio», no sería también eficaz deducir de impuestos o de otros pagos estatales una cantidad a los que durante un año no hubiesen usado la Seguridad Social para nada. Si esto se pusiera en práctica, y con carácter retroactivo, a mí me ponían una casa. En 43 años de vida laboral no he recibido ni una aspirina ni una baja de la Seguridad Social. Supongo que habrá varios millones igual que yo. Posiblemente, algo de imaginación, y no concentrarlo todo en las subidas, debiera ser motivo de estudios. También me pregunto si sería lógico que una persona que estuviese herida de mucha gravedad en medio de una calle debiera de respetar los plazos legales para meterla en una ambulancia y llevarla a la urgencia más cercana. Un poco es lo que le está pasando a este país. ¿Se puede esperar un mes para que el nuevo Gobierno pueda empezar a actuar? En el momento actual o se apuntala urgentemente el edificio o Mariano Rajoy se encontrará con un solar lleno de cascotes.