Londres

Encarna Jiménez: «Un museo debe saber enseñar sus obras»

Con firma propia. Profesión: directora de Comunicación y Desarrollo del IVAM. Nació: en 1953, en Teruel. Por qué está aquí: acaba de publicar «Cómo enseñar un museo» (Colección documentos del IVAM).

Encarna Jiménez: «Un museo debe saber enseñar sus obras»
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–Acaba de publicar «Cómo se enseña un museo», deme pistas.
–Un museo tiene que ser visible, que el ciudadano lo conozca, se identifique, que sepa enseñar la obra que se muestra...

–Que sea capaz de convertirse en una marca, como la ropa o los relojes...
–Exacto, entre los años 80 y 2000 los museos apostaron por crear una marca. Por ejemplo, el Guggenheim de Bilbao venía de fuera, aunque era una marca que se podía identificar; pero otros museos españoles como el IVAM de Valencia o El Prado hicieron ese esfuerzo de diferenciarse de otras pinacotecas.

–En España, Madrid no tiene competencia.
–Madrid es única. La oferta en artes plásticas es del máximo nivel y se han formado profesionales que luego se han ido al extranjero para dirigir museos de gran categoría.

–Por ejemplo, ¿cuál es la marca del Reina Sofía?
–«El Guernica» de Picasso es un referente que hay que ver. Y el ascensor, que en tiempos le llamaron el «Sofidú», fue fundamental. A la gente le gustan los ascensores.

–El «Triángulo del arte» en Madrid, formado por el Reina Sofía, El Prado y el Thyssen, ¿es realmente tan importante?
–Es real. Son tres citas principales para los amantes del arte, en la época de Aznar se hizo una inversión para potenciarlo. Si a eso sumamos el Mapfre de Recoletos que está al lado de este núcleo de oro...

–¿Qué distingue al Thyssen de otros museos?
–Primero sus obras, la colección de impresionismo es fabulosa, y después que ha tenido una política muy didáctica. Además, ha mezclado el «glamour» del barón con ser riguroso con sus exposiciones. Atrae a distintos públicos.

–El Louvre, el Hermitage, el Prado... Tanto arte abruma, ¿no tendrían que tener una dimensión más humana?
–Sí, el que tiene una colección tiene un tesoro, y hay que saber administrarlo, intercambiando colecciones, por ejemplo. El caso del Louvre, el British en Londres... tienen visitantes de una sola vez que lo quieren ver todo y son capaces de hacer cola para ver «La Gioconda», que está reproducida en mil postales... Hay que cambiar el enfoque, no volcarse tanto en el turista y más en el usuario que va a visitarlo frecuentemente.

–Una recomendación para ir a un museo...
–Que esquive las grandes aglomeraciones. Es verdad que uno se siente menos solo, pero a cambio puede entablar un diálogo con los cuadros.