Bruselas
Añorada memoria histórica
El Atleti afronta hoy su quinta final europea; ganó una, la Recopa de 1962; los protagonistas lo recuerdan
Hamburgo- «Empatamos el primer partido, nos fuimos al Mundial y cuando volvimos, en septiembre, jugamos el partido de desempate. Ganamos 3-0 con goles de Peiró, Mendonça y Jones». La naturalidad con la que Enrique Collar cuenta la final más larga de la historia, explica la facilidad del Atlético para adaptarse a cualquier circunstancia. Se refiere a la primera presencia del Atlético en una final continental. La Recopa de 1962. El rival era la Fiorentina, el primer campeón de un torneo que se había estrenado el año anterior. Entre el primer partido y el desempate tuvieron que pasar casi cuatro meses y una pretemporada. El primero se jugó el 10 de mayo. El segundo, el 5 de septiembre. Cuando el Atleti ganó el título ya había comenzado la temporada siguiente.
«Tenían un gran equipo», recuerda Adelardo, 17 temporadas en el club y «600 y pico partidos». «Yo acababa de llegar al Atlético. Le habíamos ganado al Madrid la Copa en el Bernabéu en el 60 y volvimos a hacerlo en el 61», añade. Eran otros tiempos para los rojiblancos, acostumbrados a ganar títulos y a tratar al Madrid como un igual. «Fueron los años más importantes de la historia del club», afirma Collar. Años en los que ganar era lo normal y no había que esperar tres lustros para celebrar un título.
Los vídeos no existían. Se jugaba casi a ciegas, sin conocer nada del rival. «No se les había visto ni en el NODO. Sabías algo de oídas. Algún equipo que podía mandaba a alguien a ver al contrario. Nada que ver con lo de ahora», recuerda Adelardo.
Aquel era un equipo ganador. Con carácter. Disciplinado. «Teníamos un entrenador militar, Villalonga. Ya de por sí el militar es una persona recta, con mucho orden, y eso nos benefició», asegura Collar.
Jubilado Collar, Adelardo era el capitán cuando, doce años después de ganar la Recopa, el Atlético se enfrentaba a su primera final de Copa de Europa. San Isidro, 1974. En Bruselas, contra el Bayern de Múnich. Los rojiblancos se sentían campeones después de un gol de falta de Luis cuando Schwarzenbeck, un central con alergia a pasar del centro del campo, los devolvió a la realidad. Con Gárate tendido en el área contraria, un disparo lejanísimo empataba el partido en el último minuto de la prórroga: 1-1. «Estábamos pensando que éramos campeones.
Si hubiéramos seguido jugando, todavía calentitos, podíamos ganar o perder», afirma Adelardo. Pero el partido se acabó y todavía la tanda de penaltis no se había adoptado como método para decidir el campeón. 48 horas después, el desempate: «Salimos convencidos de que habíamos perdido. Fue mi mayor decepción como futbolista del Atlético», asegura Adelardo. «Hicimos una Copa de Europa buenísima. Éramos un equipo que jugaba bien, con entidad. Un equipo muy hecho. Pero ese maldito gol de Schwarzenbeck...». La contrapartida fue levantar la Copa Intercontinental: «Mi mayor orgullo como futbolista».
Doce años después, otra final de Recopa, ante el Dinamo de Kiev, en Lyon. Arteche era uno de los líderes del vestuario: «Hicimos una gran campaña y jugamos contra un equipo impresionante, con Belanov, Blokhin, Zavarov... Todos, titulares con la URSS, menos el portero». Ganaron los soviéticos 3-0. Hoy, en Hamburgo, toca desquite.
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