Bruselas
El Estado anoréxico
¿No es una paradoja que Bruselas tenga sobre España más autoridad que nuestro Gobierno sobre las autonomías? ¿No lo es también que, mientras el Estado español cede su soberanía a Europa, nuestros nacionalistas periféricos sigan reclamándole unas cuotas de soberanismo que ya no puede darles, porque ni él mismo las tiene? Un Estado que se quita soberanía por todas partes, por la autonómica y la europea, ¿no constituye un temerario caso de dieta abocado a la anorexia? Son preguntas que uno se hace al hilo de esa reforma constitucional que se aprobará mañana en las Cortes para ponerle un techo a nuestro déficit, y que es el primer paso que damos en la dirección opuesta a la loca carrera que hemos estado corriendo durante más de tres décadas.
Zapatero, el hombre que, paradójicamente, se cargó el techo de gasto autonómico que había impuesto Aznar, quiere ahora que su iniciativa lleve el apellido de «constitucional». Se podría pensar que trata, así, de darle una solemnidad y un relieve que la apuntalen, si no fuera por el nulo valor que el término «constitucional» ha tenido hasta ahora para él. Constitucional es la ley que obliga a que se enseñe en castellano a los catalanes que lo deseen, y la que permite rotular los comercios en la lengua de todos los españoles sin que la Generalitat te multe. Constitucional es el Tribunal que ha legalizado a Bildu y al que desafió todo el nacionalismo catalán antes y después de la sentencia de ese Estatut que nunca recorrió el camino previsto por la Constitución. Volvamos a las preguntas paradójicas. ¿Se le da a esa medida la categoría de reforma constitucional para que la Constitución deje de ser un papel mojado, o para cubrir el expediente ante Europa? ¿Es un castigo de la profa Merkel semejante al de copiar cien veces «no pasaré del déficit del 0,4 por ciento»? ¿Tiene Trichet más poder sobre Zapatero que éste último sobre Artur Mas?
Para respondernos a este tipo de preguntas y paradojas yo les recomiendo que lean «El Estado sin territorio», un libro que debe ser de cabecera para los españoles, y que han escrito dos inteligentes catedráticos de la Universidad de León, o sea, paradójicamente, de la tierra de Zapatero: Francisco Sosa Wagner y Mercedes Fuertes. Una de sus tesis es que vivimos un neofeudalismo que ha desandado el camino que, desde la Edad Media, habíamos recorrido hacia el Estado moderno. ¿Qué hacer? La eficacia de este retoque al 135 dependerá de cuáles sean los resortes legales de presión, sanción y control que lo saquen de la pura retórica. Pero ésta ya es algo pues, con palabras de Steiner, «lo que no se nombra no existe» o, como dice el Génesis, «en el principio fue el Verbo».
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