Crítica de libros

Hombres en extinción

La Razón
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Unas adorables cocodrilas del fundamentalismo feminista elaboran con dinero público un diccionario de lenguaje no sexista que, sin duda, aproximará el ya torturado español al esperanto. Hacen bien si las divierte ideologizar la filología, pero son ucrónicas e ignoran que hay que pensar en el futuro para ser contemporáneos del presente, y que el género humano replicará el reino de las abejas. Para humillar nuestro egocentrismo masculino, los andrólogos nos avisan de que no estamos eyaculando semen sino agua sucia, y que en todas las sociedades la calidad fecundativa de los espermatozoides desciende un 1% anual desde hace dos décadas. En 10 años una mujer quedará embarazada por un espermatozoide artificial. Comienza la cuenta atrás del macho. La médica termina de alarmarme: «No te asustes, que te lo voy a explicar y no te va a doler. Tenéis un juego de cromosomas XY. ¿No te parece que el Y es como una X a la que le falta un palito? Nuestros XX al ser iguales pueden intercambiarse. El cromosoma Y contuvo 1.500 genes, y ahora sólo 50, y va bajando. Las mujeres nos reproduciremos por partenogénesis haploide, dividiendo nuestro óvulo en dos, sin concurso de varón. El XY desaparecerá en unos 10 millones de años, que es lo que os queda». Me temo que los que sobrevivan acabarán en los zoos, y no hace falta que nos flagele el feminismo irredento. Diez millones de años son un suspiro en la curva infinita del Universo y un segundo en los relojes cosmológicos. Exijo mimos feministas ya que soy una especie protegida en extinción.