Francia
Avisos sin nombre
Tanto aburrimiento en la Bolsa no era normal, hasta los analistas más cautos estaban sorprendidos. Hacía falta una chispa que despertara el ánimo de los inversores, y Portugal la encendió con el apoyo de los especuladores de la deuda en el secundario. Así, muchos minoristas aprovecharon la coyuntura para tomar beneficios ante la expectativa, cada vez más real, de que lo de ayer será sólo el primero de los futuros avisos que indican que el rebrote de la crisis periférica está cada vez más cerca. Es una cuestión de «timing» europeo, de hasta qué punto Alemania y Francia van a soportar la presión de aquellos que por costumbre no tienen nombre, pero sí denominación social registrada. Lo peor del asunto es que nadie les puede controlar, Obama ya lo intentó en su día y su fracaso pasea por Wall Street cada mañana.
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