Estados Unidos
Obama exige elevar la presión fiscal a los ricos
Los republicanos se niegan a un aumento de la carga impositiva. EE UU puede caer en recesión si no se alcanza un acuerdo bipartidista
NUEVA YORK- Cuando hace un año y medio Barack Obama tuvo que empezar a negociar con el portavoz de la Cámara de Representantes, de mayoría republicana, John Boehner, nadie tenía en la Casa Blanca el teléfono de este congresista de Ohio. Acusado de no tener ningún tipo de relación con los conservadores de la Cámara Baja, Obama intentó ayer enmendar sus errores de los dos últimos años, unos errores que, en parte, han provocado su falta de entendimiento con los legisladores del Capitolio. En un gesto de acercamiento, Obama invitó ayer a los líderes del Congreso a la Casa Blanca para buscar que entre en vigor de forma automática una serie de subidas de impuestos y recortes presupuestarios que provocarían el llamado «precipicio fiscal». «El pueblo estadounidense votó por acción, no por política como siempre», indicó el presidente demócrata en su primera intervención después de ganar las elecciones.
Parafraseando los discursos de su reciente campaña, el presidente repitió que la nación debe reducir su déficit de más de 16 billones de dólares de una forma equilibrada y responsable. Esto incluiría más impuestos para la clase adinerada y recortes en los programas de la clase media.
«Estoy abierto al compromiso», admitió el presidente, que también indicó que no apoyará un programa desequilibrado que proporcione más ingresos a las personas más ricas del país. «Esto fue una cuestión central durante las elecciones. Se debatió una y otra vez», recordó el presidente ayer en referencia a lo que prometió a los ciudadanos que le votaron el martes pasado.
«La mayoría de los norteamericanos está de acuerdo con mi planteamiento», recordó Obama en su declaración a los periodistas. En realidad, los receptores de su mensaje eran los congresistas republicanos. El demócrata compareció dos horas después de la intervención del portavoz de la Cámara de Representantes, John Bohner, que se opone a la subida de impuestos como manera de reducir el déficit.
«Propongo que evitemos el abismo fiscal juntos, de una manera que asegure que 2013 sea el año en que nuestro Gobierno pueda abordar los problemas a los que nos enfrentamos», recordó el congresista de Ohio, cuyo partido está más presionado esta vez que el demócrata.
De no llegar a un acuerdo, los impuestos de la clase alta de Estados Unidos subirían de forma automática, y se reduciría el presupuesto en Defensa, en contra de los deseos de los republicanos. Tras la pérdida de las elecciones, Boehner se encuentra en plena revisión de las posturas republicanas con Eric Cantor, congresista de Virginia y «whip» de su partido (el encargado de la Cámara de Representantes de convencer al resto de los legisladores conservadores de que vote a favor de las posturas de su formación).
Boehner afirmó que ahora tienen que trabajar en cómo presentan sus ideas. «Creo que los principios de nuestro partido están claros. Creemos en la responsabilidad individual, creemos en ponderar a nuestros ciudadanos. Creemos en el sueño americano. Queremos ese sueño para todo el mundo. Pero, mientras hablamos de cómo somos como partido, queda claro que las conversaciones van a continuar», añadió.
De esta forma, Boehner reiteró su oposición a la subida de impuestos como parte del acuerdo para evitar el «precipicio fiscal», sobre todo a la clase alta del país. El jefe republicano ve en estas negociaciones una oportunidad para revisar el código impositivo y los programas federales del Gobierno, entre los que destacan el de la Seguridad Social y el Medicare» (programa sanitario para la tercera edad). Republicanos y demócratas coinciden en reducir el déficit, pero chocan en la forma de hacerlo. Los demócratas liberales considerarían una traición reducir los programas sociales. Por contra, los republicanos conservadores no aceptan recortar en Defensa ni más impuestos a la clase alta y a los pequeños empresarios.
Las lágrimas del ganador
Es la segunda vez que el presidente norteamericano, Barack Obama, se desnuda emocionalmente ante el mundo. Su equipo de campaña difundió ayer un vídeo en el que aparece un Obama visiblemente emocionado que trata de contener las lágrimas mientras agradece el trabajo titánico realizado por su ejército de voluntarios durante la carrera presidencial. El recién reelegido presidente se acercó poco después de conocer su victoria a los cuarteles generales de Chicago para decírles que «estaba muy orgulloso de ellos» porque, en su opinión, eran «mucho mejores de lo que yo soy» y que «estoy absolutamente seguro de que vais a hacer cosas increíbles en vuestras vidas». Fue hace prácticamente cuatro años atrás, el 3 de noviembre de 2008, un día antes de las elecciones, cuando Barack Obama rompió a llorar en un mitin tras conocer la muerte de su abuela materna, quien le había criado. Madelyn Dunham no le vio hacer historia.
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