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Los «SMS» II por Marina CASTAÑO
Seguimos hablando de los sistemas más modernos de comunicarnos, a propósito de la columna de la semana pasada donde comentábamos que los jóvenes de hoy se envían «sms» hasta en pleno acto sexual. Se comentaba en este mismo sitio que también ahora se rompen las relaciones por este método, por «email», con una frase en un «post-it»… En fin, las cosas han cambiado, pero si lo pensamos bien es preferible este breve sistema epistolar a un jarro de agua fría en toda la cara. Por ejemplo, un amigo me comentó hace no mucho que su mujer le pidió el divorcio justamente después de una deliciosa velada con sexo placentero incluido. La bomba la soltó al salir de la ducha de la siguiente manera: «Querido, te adoro. Quiero el divorcio». Si hay algo que nadie espera en semejante situación es justamente esto, pero hay gente imprevisible. Yo –será que lo da el oficio-, prefiero la misiva, bien pensada, escrita con delicadeza y sin una mínima palabra que pueda hacer daño, si la persona a la que se dirige ha hecho merecimientos para ello. Hay quienes no merecen ni misiva, ni siquiera una frase en un «post-it» que diga algo así como «te desprecio». Si la indiferencia es lo opuesto al amor (que no es el odio como muchos creen), el desprecio pudiera ser un grado más alto, aunque implique también un sentimiento apasionado. Los tiempos han cambiado, es cierto, y las relaciones humanas van a peor. ¿Será necesaria una catarsis para encajarnos los unos con los otros? Me temo que sí.
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