Barcelona

Máquinas en la vanguardia de la sanidad española

La Razón
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La medicina pública española está a la altura de las más desarrolladas del mundo. Eso es una realidad que va mucho más allá del chovinismo. Es un hecho reconocido por destacados especialistas internacionales, que se sorprenden cuando algunos pacientes españoles deciden trasladarse a Estados Unidos para el tratamiento de sus dolencias. Ganas de gastar dinero, subrayan, pues es reconocida la altura de nuestras prestaciones sanitarias no sólo en cuanto a su universalidad, sino también por el hecho reconocido de que tenemos profesionales, hospitales y medios de primer nivel. Algo que se ha puesto de manifiesto con motivo de la operación del Rey. Don Juan Carlos ha sido intervenido para extraerle un nódulo benigno en el pulmón por el equipo del doctor Molins, sobrino del ex ministro Laureano López Rodó, en el Hospital Clínic de Barcelona. Molins es, junto a otros compañeros suyos como Josep Baselga, Juan Rodes, Pedro Alonso y Juan Carlos García Valdecasas, uno de los más sobresalientes representantes de la medicina española en Cataluña, que dispone también de algunos centros de referencia en materia de investigación, como por ejemplo el Clínic. Razón por la que numerosas personalidades y famosos acuden a ellos provenientes de todo el mundo. Como es un hecho cierto es bueno reconocerlo, sobre todo teniendo en cuenta que con frecuencia caemos los españoles en el error de destacar sólo aquello que es malo o negativo.

A esta situación privilegiada ayudan mucho las máquinas. Por fortuna tenemos en Madrid y Barcelona, igual que en otras capitales, unos hospitales dotados con la más avanzada tecnología. A esas máquinas modernas dedicamos hoy el espacio de portada de A Tu Salud. Máquinas prodigiosas que son capaces por sí mismas de hacer trabajos increíbles, hasta hace poco tiempo impensables. Al Rey en su tratamiento se le aplicó una combinación de PEC y TAC que permitió seguir la evolución de su tumor de forma milimétrica, así como diagnosticar su aparente benignidad antes incluso de que se le practicara la biopsia. El TAC se llama Tomografía Axial Computarizada y el PEC, Tomografía de Emisión de Positrones. Ambos permiten un diagnóstico anatomo-patológico casi perfecto, que informa no sólo de la ubicación del mal y su tamaño, sino incluso de su metabolisno y presunta malignidad. A sendos artilugios añadiríamos la moderna resonancia magnética de nanotubos de carbono, que permite incluso medir las alteraciones del flujo sanguíneo, contribuyendo a la detección temprana de enfermedades como el cáncer, la aterotrombosis y la isquemia cerebral o cardiaca, principales causas de mortandad en los países desarrollados. Los nanotubos son estructuras muy pequeñas que se comportan como brújulas: distinguen la circulación sanguínea normal de las turbulencias que se producen en el torrente de la sangre debido, por ejemplo, a una obstrucción arterial.

Igual de novedoso es el denominado «ciclotrón», un miniacelerador de isotopos que está revolucionando el diagnóstico del cáncer. En España ya hay instaladas quince de estas máquinas, que permiten diagnósticos muy precoces, cuando la enfermedad no se ha empezado ni tan siquiera a manifestar. La radioterapia hipofraccionada y guiada por «Cone Beam» (imágenes de TAC tomadas en el acelerador lineal) permite controlar con extrema precisión el desarrollo de nódulos pulmonares y hepáticos. Tarea nada fácil, particularmente cuando tales granulaciones se sitúan en la zona torácica, sometida a la movilidad habitual de la respiración. La radioterapia hipofraccionada administra dosis muy altas de radiación en pocas sesiones, seleccionando la zona dañada y evitando que se vean afectados los tejidos sanos.

O las máquinas que fotografían el cerebro al instante: resonancias de tres teslas y 64 cortes que muestran una calidad de megapíxeles similar a la de las cámaras réflex profesionales, que detectan lesiones de mínimo tamaño, no visibles con otro tipo de equipos. Y qué decir del TAC de ultimísima generación, con 256 cortes, que usa propiedades magnéticas de nanopartículas de óxido férrico inyectadas en el torrente sanguíneo. El avance de la ciencia es imparable y ahora es posible la reconstrucción tridimensional del corazón y las arterias en diferentes planos con mínimas exposiciones a los rayos X. En todo eso está la sanidad española en la vanguardia, igual que algunos de nuestros más reconocidos centros y cirujanos.