La gestión de la incertidumbre por Javier Quintero

El ser humano cuenta con un acerbo de recursos de afrontamiento ante cualquier situación que atente contra su equilibrio interno u homeostasis, tanto si fuera por circunstancias positivas como negativas. Para lo que no estamos tan bien programados es para manejar la incertidumbre. Ante cualquier situación en la que se carece de la información suficiente para decidir, se ponen en marcha emociones, fundamentalmente ansiedad, cuyo principal objetivo es favorecer la adquisición de dicha información, que será necesaria para poder poner en marcha la estrategia adaptativa mas eficaz. El problema surge cuando esta ansiedad se mantiene en el tiempo de manera crónica y no se es capaz de movilizar los recursos necesarios para cubrir esas necesidades, con lo que se desgastan los mecanismos que tratan de mantener el equilibrio interno y se puede llegar a una fase de agotamiento donde primarían los síntomas depresivos. Esta es la situación que viven muchas de las mujeres afectadas por las prótesis PIP y que todavía no han podido operarse para explantárselas.
La principal dificultad de la gestión de la incertidumbre deriva de las denominadas distorsiones cognitivas, o la manera en que se tiende a cubrir los déficits de información, habitualmente con ideas negativas o la anticipación de desenlaces nefastos, que conducen a alimentar la ansiedad que a modo de bucle retroalimenta las emociones negativas. La mejor manera de afrontar de manera eficiente esta incertidumbre es activando de manera proactiva cuantos recursos sean posibles dirigidos a cubrir las necesidades de información, como ejemplos la búsqueda de ayuda técnica experta o una segunda opinión profesional. Y si esta información no fuere suficiente, se muestran útiles las técnicas de parada de pensamiento, cuyo objetivo es detener el bucle de anticipación ansiosa y reconducir el pensamiento en una línea positiva.

Javier Quintero
Director de Psiformación. Especialista en Psiquiatría. Doctor en Medicina.