Presentación

Al perro flaco

La Razón
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Ya se sabe, todo se le vuelven pulgas; y a la España flaca todo se le vuelve ruina. Despiertas el Día de la Hispanidad, que se decía antes, o la Fiesta Nacional, que es el nombre actual. Aunque ya se sabe que cuando se oye el nombre nacional y España, muchos autónomos con pretensiones nacionalistas salen huyendo. Lo dicho, abres los ojos y lees, S&P-fith, que parece el nombre de un aceite lubricante, rebaja la nota de la banca española. Con todo, esto es superable, el reflejo auténtico de lo caninos que estamos, es la solemne declaración de la inefable y turbulenta Carmen Lomana. En su propio plan de ajustes, ha decidido que a partir de ahora las cremas de belleza que usará serán de la marca blanca de Mercadona. A ver que dicen los señores Rubalcaba y Rajoy ante tan grave situación. Dado el momento, hay que agarrarse a lo primero amable que otees en el horizonte. Ejemplo esa fastuosa pareja de andaluces que ha formado Cruzcampo, me refiero a Eva González y Carlos Herrera. Ellos serán los protagonistas de la nueva campaña «Somos sur». Los veremos los próximos meses como imagen de la bebida sevillana, que es mucho más que una cerveza. Ya me gustaría a mí también colaborar con Herrera en esta campaña, que, aparte de asegurarte la Cruzcampo de por vida, aumenta tu cuenta corriente de forma considerable. Asunto desagradable. La cicatería, el rencor, la mediocridad de Nacho Duato, anterior director de la Compañía Nacional de Danza, me parecen tremendas. Después de estar 20 años al frente del citado ballet, lo primero que hizo nada más tomar posesión del cargo fue anular todo el trabajo de la grandiosa Maya Plitsetskaya, que además de importante resultó carísimo al Ministerio de Cultura. No sólo cobraba como director, se le pagaban muchísimas coreografías. Ahora nos enteramos de la incapacidad del funcionario o político que le firmó el contrato. Porque cobrando por la doble labor, las coreografías no quedaban como propiedad del Ballet Nacional, el propietario era el señor Duato. Debió creer que el cargo era vitalicio, en su ataque de ira por el cese ha prohibido que la compañía de danza represente ninguna de sus coreografías. Con lo que se queda sin repertorio. El nuevo director tendrá que trabajar muy duramente para que podamos disfrutar de la compañía nuevamente. Como en tantas cosas convendría pedir responsabilidad a los que firman contratos tan gravosos.