Cuba
Toomas Kahur: «Para competir con los grandes países hay que estar por delante»
El embajador cree que Estonia se ha colocado a la vanguardia en el uso de las nuevas tecnologías de la información gracias a la «mentalidad del pueblo y a las decisiones políticas de los sucesivos Gobiernos»
Tras la independencia de Estonia en 1991, Toomas Kahur abandonó la Orquesta Nacional y se unió al incipiente cuerpo diplomático de su país. Casado y con tres hijos, se formó en la Escuela Diplomática de Madrid.
–¿Cuál es la identidad predominante de Estonia? ¿Escandinava o báltica?
–Tenemos una identidad mixta. No hay una identidad báltica, sino tres identidades nacionales. Por su ubicación, Estonia tiene una identidad cercana a los países nórdicos, especialmente Finlandia. En cambio, la de Lituania está más próxima a Polonia.
_¿Cómo ha recibido la gente el ingreso en el euro?
–La sensación en las calles es positiva. La gente lo recibió con entusiasmo. Por supuesto, la moneda nacional tenía una conexión con el alma de la población y por eso se pudieron ver velas de luto frente a algunos cajeros.
–Su ingreso coincide con la mayor crisis de la moneda única...
–Las críticas contra la entrada en el euro han sido marginales. El cambio de la corona estaba fijado al euro. Si hubiera desaparecido el euro, habría sido un impacto catastrófico para la corona. Sólo han cambiado los billetes.
–Tallin es la Capital Europea de la Cultura en 2011. ¿Qué ofrece la ciudad a los visitantes?
–Cotidianamente, ofrece a los turistas su casco antiguo, una perla histórica. Cada verano recibe más cruceros. Los turistas rusos han descubierto Estonia como un destino de fin de año. La vida cultural, especialmente musical, es muy viva. Hay festivales de música durante todo el año.
–Estonia es un país líder en el uso de las nuevas tecnologías. ¿A qué se debe este éxito?
–A la mentalidad del pueblo y a las decisiones políticas de los sucesivos Gobiernos. Estonia es un país muy pequeño y, por eso, tiene una capacidad limitada. Para competir con los países más grandes, hay que estar por delante de todos. Los Gobiernos apoyan el desarrollo de la alta tecnología y las tecnologías de la información.
–¿Qué está haciendo Estonia para evitar otro «ciberataque»?
–Es un fenómeno inevitable. Todo lo bueno atrae criminalidad. En 2007 Estonia sufrió un enorme ciberataque. Fue muy serio y por eso el Gobierno ha reaccionado muy rápidamente poniendo en marcha las políticas que eviten nuevos ataques. La OTAN estableció en Estonia su centro de operaciones contra el cibercrimen.
–¿Qué opina de las filtraciones de Wikileaks?
–Es lamentable lo que ha ocurrido. Los informes de los diplomáticos son una materia prima que enviamos a nuestras capitales para que se tomen las decisiones. Por eso, es muy lamentable que la información de trabajo salga al público como si fuera una verdad absoluta. La diplomacia como profesión y ciencia no creo que vaya a cambiar mucho.
–¿Qué momento atraviesan las relaciones bilaterales entre Rusia y Estonia?
–Nuestras relaciones son dinámicas. No son malas, pero están en desarrollo y la dirección es indudablemente positiva. No es interés ni de Rusia ni de nosotros tener conflictos eternos.
–¿Qué papel desea jugar Estonia en la Unión Europea?
–Estonia quiere ser un socio dinámico, bien desarrollado, de confianza y de primera fila. Queremos ofrecer nuestra plena voluntad de cooperación en la UE y la OTAN.
–¿Somos tan diferentes españoles y estonios?
–En absoluto. Veo muchas similitudes. En el norte, se piensa que los españoles son muy emocionales y abiertos y los relacionan con los estereotipos. Pero viviendo aquí en España, veo que los españoles son muy nórdicos.
–¿Qué le trajo a estudiar en la Escuela Diplomática de Madrid?
–La independencia trajo consigo la necesidad de restablecer las instituciones estatales, incluido el Ministerio de Relaciones Exteriores. Se convocaron las plazas para el Servicio Exterior y, tras pasar los exámenes y estudiar algunos meses, me ofrecieron la posibilidad de venir España.
–¿Qué es lo primero que le sorprendió al llegar a Madrid?
–El incumplimiento de los estereotipos. En la URSS era muy difícil viajar al exterior. Antes de venir a España, sólo había estado en Alemania, Finlandia y Bulgaria. Como España y la URSS no tenían relaciones, nuestra imagen de España venía de los países satélites como Cuba o Nicaragua.
–Usted tocaba la tuba. ¿Por qué abandonó su carrera musical?
–Para un joven con energía, la tuba no es suficiente para realizarse. Como músico en Estonia había logrado lo máximo. Ya tenía un puesto en la Orquesta Nacional. Por eso, empecé a buscar otros desafíos.
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