Somalia
Negocio redondo
A unque el hombre sea una pasión inútil, aquel que salva una vida salva a toda la humanidad, y no es desdoro pagar un rescate, aunque el Gobierno español ha intentado evitar en varias ocasiones que secuestrados por ETA fueran liberados a cambio de dinero. La piratería frente a Somalia se ha tratado rocambolescamente y durante un tiempo se requirieron los servicios de agencias británicas de intermediación sin que se supiera quién ponía el dinero, si eran los armadores o el CNI. Todo iba vía impuestos porque se llegó a especular que los armadores eran compensados con exenciones fiscales. Un misterio encerrado en un arcano, noche y niebla. A la ministra de Defensa, Carme Chacón, debo absolverla de su lapsus linguae pidiendo el ajusticiamiento de los piratas somalíes, porque colgar del palo de mesana es el premio de los bucaneros.
Mauritania no es precisamente un espejo de justicia. A ellos les proporcionamos ayuda humanitaria y también formación policial, y ahora algunos sátrapas militares habrán añadido bastantes ceros a sus cuentas. La satisfacción es nuestra al ver a los cooperantes rodeados de sus familias. Pero en algún meandro del infinito Sahel los hijos de Ben Laden, a quienes les hemos pagado hasta la gasolina, estarán celebrando un negocio redondo y que les da más armas y municiones. Ellos continuarán asaltando convoys occidentales. No sé si habrá pagado el CNI, pero no había otra. Ya podemos ir ahorrando para el próximo rapto. Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio, a menos que las ONG lean los mapas y mejoren sus rutas.
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