Mario Flores: «Reclamamos las obras que nos tocan ya nos han marginado bastante»

Valencia- ¿Qué actuaciones del Plan Estratégico de Infraestructuras (PIE) 2010-2020 tienen prioridad?-Daremos prioridad a la movilidad, la sostenibilidad y la intermodalidad. Impulsaremos el transporte público, la eficiencia en la energética y la intermodalidad en todos sus aspectos. Estamos en un lugar privilegiado del Mediterráneo y muy preparados gracias a los puertos, y eso debemos explotarlo.-¿Qué queda por hacer del plan de infraestructuras que finaliza este año?-En la parte que corresponde a la Generalitat, bien sea mediante inversión directa o mixta, se ha ejecutado un 70 por ciento, aunque todos los proyectos están iniciados. Desde 2004 se han invertido 5.500 millones de euros y se han creado 150.000 puestos de trabajo. La inversión puramente privada, que corresponde a energía y telecomunicaciones ha ascendido a 7.000 millones, lo que se traduce en 200.000 empleos, por lo que el porcentaje de ejecución del PIE es mayor. -El PIE deja a la iniciativa privada y al Estado una parte importante de la inversión, ¿cómo se ha realizado esa distribución para que pueda ponerse en práctica?-El PIE prevé una inversión de 55.000 millones, 27.000 son de la Generalitat y 25.000 al Estado. Lo del Gobierno central está muy claro porque está recogido en diferentes planes. De los 27.000 del Consell, 11.345 son los que pondremos en presupuesto, unos mil al año. Las obras hidráulicas dependen de la Conselleria de Medio Ambiente y telecomunicaciones de Justicia, es un plan ambicioso, pero realista. A la empresa privada le toca invertir 11.200 millones y no vamos desencaminados porque en el anterior PIE se quedaron con 7.000 a repartir entre siete años. Lo que sí debemos hacer es hacer obras muy atractivas para que los bancos las apoyen. Gran parte de la inversión privada irá a energía, sobre todo en renovables o a autopistas. Hablamos de un periodo muy amplio, se puede decir que hemos sido realistas y precavidos. -El problema es que hay obras, como la CV-50, que se dejaron a la iniciativa privada y no se han ejecutado. Parece que los empresarios no quieren arriesgarse. -La realidad es que los adjudicatarios de la CV-50 y de la CV-95 tienen problemas para financiar las obras. La primera saldrá adelante y la segunda quizás la rescatemos y la unamos a la A-7. De esta manera será un proyecto más atractivo porque irá conectado a una vía de alta capacidad. Los proyectos que estamos redactando dan muy buenos resultados y facilitamos que así sea asumiendo, por ejemplo, los gastos de la expropiación. El Ministerio de Fomento también está comenzado a imitarnos en este tipo de medidas. Si las expropiaciones suben más de un 20 por ciento de lo estipulado, la Generalitat se hace cargo. Y esto es un riesgo menos para el banco. Si son obras atractivas tanto la entidad financiera como la empresa privada quieren ejecutarla, como por ejemplo los puertos deportivos. -En cualquier caso, en diez años habrá cambiado la situación económica…-Seguro que sí porque además, la Comunitat Valenciana tiene que ser la primera en salir de la crisis. A lo mejor, los primeros años nos cuesta más mantener unos presupuestos pero en unos pocos se puedan destinar cantidades superiores a las previstas. -Entonces, ¿creen que el PIE se quedará corto?-Sí, porque ha sido un plan redactado desde la realidad económica del país. Podremos superar las cifras que están recogidas. La idea es que en 2015 estén todas en marcha. -¿Qué ocurre con las dos autopistas para descongestionar las dos autovías que unen Valencia y Alicante con Madrid?-De Valencia a Chiva salen muy bien los números y de Alicante hasta Caudete también. Hay muchas empresas interesadas y ahora vamos a definir más el costo. Estoy convencido de que saldrán. -Con el Plan de Cercanías cerrado y con las tres capitales con fecha para el AVE, parecía que comenzaba una nueva etapa de entendimiento con Fomento pero, ¿reabre el enfrentamiento el recorte presupuestario ?-Han sido cinco años de negociaciones, y todas las reinvindicaciones no se han atendido. Espero que los recortes se queden más en carreteras aunque si es muy grande puede afectar al transporte ferroviario, y hay actuaciones que no pueden retrasarse más, como por ejemplo el AVE a Castellón y Alicante, el Corredor Mediterráneo o las conexiones con los puertos. Afectan directamente a nuestra competitividad y no pueden esperar más. Son momentos difíciles y no reclamamos más de lo que nos corresponde porque hay actuaciones en las que ya se nos ha marginado bastante. -Si la crisis le obligase a elegir entre carreteras o ferrocarril, ¿a qué daría prioridad?-No me gustaría tener que elegir, pero para mi el Corredor Mediterráneo es irrenunciable. Hay actuaciones muy necesarias para mejorar la seguridad vial. Me da igual a qué modelo recurra el Estado para financiarla. Tendría que haber firmado con la Generalitat el Protocolo de Carreteras, que recoge 6.000 millones de inversión, y también hay que cerrar el acuerdo para el transporte de mercancías. -Las nuevas líneas de metro están saliendo a concesión privada. ¿Serán así todas las futuras ampliaciones?-Las nuevas las sacaremos a concesión, como han hecho en otros lugares. Las ampliaciones las explotará FGV.-¿Qué leyes quiere aprobar antes de que termine la legislatura?-La Ley de Accesibilidad se aprobó por unanimidad, ahora trabajamos en la de Movilidad y está muy avanzada la de Seguridad en el Transporte y la de Puertos.

EXIGIR EN CRISISLas obras que no esperanAl principio de la crisis las infraestructuras se convirtieron en la única opción para evitar la masiva destrucción de empleo del sector de la construcción, y por ello, se dijo que no se dejaría de invertir en ellas. Pero la recesión, también las ha alcanzado. Mario Flores tiene muy claro que hay infraestructuras que no pueden esperar. El Corredor Mediterráneo, el AVE para toda la Comunitat, el Tren de la Costa, una autovía como alternativa a la AP-7 o los accesos a los puertos. Son infraestructuras por las que está decidido pelear hasta que se hayan hecho realidad. Las batallas las librará en Madrid y en forma de Protocolo de Carreteras y de Plan Ferroviario de Mercancías.