Estados Unidos
Pakistán da la espalda a la estabilidad en Afganistán
ISLAMABAD- En su campaña de boicot contra la OTAN y Estados Unidos tras el incidente transfronterizo que acabó con la vida de 24 soldados paquistaníes, Islamabad no asistirá hoy a la conferencia internacional sobre el futuro de Afganistán que se celebra en la ciudad alemana de Bonn. Esta decisión sigue a otras medidas de presión adoptadas la semana pasada por las autoridades paquistaníes, como el cierre indefinido de sus pasos fronterizos para bloquear la salida a los camiones con suministros para la OTAN, o el llamamiento a Estados Unidos a desalojar inmediatamente una base aérea ubicada en el suroeste del país, cuyas tareas de evacuación empezaron ayer.
Las disculpas de la Casa Blanca y su apoyo para investigar los hechos no han calmado los ánimos irritados de las autoridades civiles y militares, que han emprendido represalias. Hasta el último momento, Washington intentó persuadir a Islamabad para que reconsiderara su postura.
Ayer, el presidente Barack Obama llamó personalmente a su homólogo paquistaní, Asif Ali Zardari, para darle sus condolencias por la trágica muerte de los militares paquistaníes e instó al Gobierno paquistaní a no abandonar el diálogo con los talibanes. Obama enfatizó que «este lamentable incidente no fue un ataque deliberado contra Pakistán y reiteró el fuerte compromiso de EE UU de llevar a cabo una investigación a fondo».
EE UU tiende la mano
El acercamiento del presidente Obama llega un día después de los infructuosos esfuerzos de la secretaria de Estado de su país, Hillary Clinton, que habló con el primer ministro paquistaní, Jusuf Raza Gilani, para intentar que cambiara de parecer. Gilani rechazó la petición y reiteró la determinación de su Gobierno de no acudir a la conferencia internacional sobre el futuro de Afganistán. Esta vez, la indignación de Islamabad no se ha traducido en meros avisos, sino en una amenaza real que podría llevar a Pakistán a reducir al mínimo su colaboración en la lucha antiterrorista y su papel mediador en el conflicto de Afganistán.
Pakistán juega un papel clave en la futura reconciliación con los talibanes y su negativa a participar en esta cumbre internacional podría entorpecer los progresos en materia de paz y seguridad en Afganistán. A esta conferencia «exprés», de apenas un día de duración, acudirán un millar de delegados de 85 países y 16 organizaciones para discutir el futuro del país centroasiático cuando las fuerzas de la OTAN completen su retirada en 2014. El traspaso de la seguridad a las fuerzas afganas, las posibles negociaciones con los talibanes, el desarrollo económico del país y la estabilización de toda la región serán los principales temas que se tratarán en el encuentro en Bonn.
Por eso, el boicot de uno de los actores principales en el conflicto alimenta la desconfianza. Incluso, en los círculos militares se comentó que con la ausencia de Pakistán «la conferencia sería un fracaso».
Sencillamente, la estabilidad en Afganistán es imposible sin el apoyo del país vecino. La zona fronteriza está considerada un feudo de los talibanes. También se sospecha que la cúpula de la insurgencia podría estar en suelo paquistaní, y que los servicios secretos paquistaníes, el ISI, trabajan «mano a mano» con la red terrorista Haqqani, autora de la mayoría de los ataques contra intereses estadounidenses en Afganistán.
La frontera afgano-paquistaní es tan volátil como la relación entre ambos países. Las autoridades afganas han dado la espalda a su vecino y han acusado al Ejército paquistaní de haber disparado primero a las fuerzas de la OTAN y a las afganas que patrullaban cerca de la frontera.
Kabul se enfrenta a Pakistán
La versión de Kabul contradice la expuesta por Islamabad, que calificó el ataque de la coalición internacional de agresión «injustificada» y «sin provocación alguna». El propio presidente, Hamid Karzai, acusó este sábado en Bonn a Pakistán de querer boicotear la paz en Afganistán.
En respuesta al ataque transfronterizo, la cúpula militar paquistaní ha decidido cambiar las reglas de combate en la frontera. La nueva norma autoriza a los militares desplegados en los puestos fronterizos a responder a los disparos sin necesidad de recibir una orden. Esta medida peligrosa podría aumentar aún más las tensiones entre Washington e Islamabad.
La campaña de boicot a Estados Unidos ha reforzado la imagen del Ejército paquistaní dentro del país musulmán, que se sintió humillado después de la operación por sorpresa que acabó con Osama Bin Laden. La propaganda antiamericana también ha sido utilizada por los grupos islamistas para alimentar la animosidad hacia Occidente. En diferentes ciudades paquistaníes se han llevado a cabo protestas antiamericanas en las que los manifestantes corearon eslóganes de «abajo Estados Unidos».
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