Elecciones europeas
El PSM sopesa los daños colaterales y emplaza a «Trini» a dar un paso atrás
Los socialistas miden el alcance de la batalla y el desgaste sobre Zapatero
Hace tiempo que la batalla de los socialistas madrileños traspasó la frontera de la Comunidad. Nadie lo duda. Ahora la reflexión gira en torno a las consecuencias, a si una y otra parte midieron el alcance de sus pasos, de sus declaraciones y de sus desafíos. Unos y otros –dirección federal y PSM– se culpan mutuamente de lo ocurrido. Los primeros acusan a Tomás Gómez de haber puesto los intereses personales por encima de los del partido, de haber empujado a Zapatero a una situación difícil cuando le dijo «no» y de no medir las consecuencias que para el PSOE podía tener todo el proceso en uno de los más complicados momentos políticos para el partido en el Gobierno.
De esas consecuencias hablaba el lunes el ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, cuando se interpretaron sus palabras como una amenaza al secretario general. Al menos así lo sostiene él y quienes apoyan a Jiménez. En el ánimo del más «incombustible» de los socialistas «no hubo intención de amenazar, ni de advertir, sino de abrir los ojos a una realidad» que cada día que pasa se encona más. Ese es el matiz que se introdujo ayer desde el «aparato» a las palabras del ministro, del qué muchos se preguntan «por qué y quién le ha metido en esto». Las respuestas las facilita él sin ambages: «Por lealtad al secretario general del PSOE y por estar convencido de que Trinidad Jiménez puede quebrar la mayoría absoluta del PP en Madrid», en ningún caso porque piense, como algunos creen, en el postzapaterismo. «Ni tengo tiempo de pensar en eso, ni quiero hacerlo porque mi carrera está acabada, se acaba aquí», aclara el ministro a quien le quiera escuchar.
Desde el otro lado de la contienda, en el cuartel general de Gómez, sólo encuentran un responsable de todo esto, el vicesecretario general, José Blanco, que «fue quién metió a Zapatero en este lío», aseguran en el cuartel general de Gómez. Blanco está curtido en estas batallas y otras peores, de ahí que diga que a él sólo le mueve el interés general y la cruda realidad. Su argumento siempre fueron la crudeza de los datos sobre Gómez que ofrecían todas las encuestas. Desde el entorno de Gómez defienden que en el ánimo del secretario general del PSM jamás hubo una «operación contra Zapatero» como algunos pretenden trasladar, y que los primeros que desean evitar cualquier daño colateral son ellos. Ahora bien, llegados a este extremo, sólo ven una solución: «Que Trini dé un paso atrás. Es la mejor salida para ella y para Zapatero, y nos consta que en los últimos días se ha barajado».
¿Respuesta? «No, nunca, jamás». A la dirección federal no sólo no le consta, sino que cree que este escenario no se producirá en ningún caso. Es más, creen que desde el principio Tomás Gómez siempre se ha afanado en «trasladar que Trini carecía de apoyos. Es una intoxicación que forma parte de su estrategia, pero no lo verán». La batalla seguirá.
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