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Quedar como un rey con el «after dinner»
MADRID- Gambón. Cordero. Y ¿después? El anfitrión no se la juega sólo en la cena. Triunfar en el «after dinner» es la clave para dejar buen sabor de boca. «La premisa es sencilla: «Esta casa es de todos». A partir de aquí, controlar la luz, utilizar velas y aromatizar son elementos que ayudan», comenta el decorador de las celebrities, Tomás Alía, en su piso madrileño mientras disfruta de un habano después de una cena en la que ha compartido canapé y vino con la modelo y diseñadora Laura Ponte y el empresario Luis Medina. «El humo envuelve, forma parte de la magia que se crea estas noches. Además, cuenta con una estética tan especial que invita a relacionarse, a aproximarse...», sentencia. Y es que fumar es una de las grandes ventajas de quedarse en el tercero derecha y dar esquinazo al peregrinaje de bares con tacones imposibles, al cotillón que deja la cartera tiesa o a la macrofiesta de turno en la que el abrigo nunca aparece. «No hay una fiesta navideña más personalizada que la que celebras en tu casa. Lo prefiero a un restaurante donde las limitaciones son mayores», sentencia Medina.
Para lograr que el que llega a casa ajena no se sienta extranjero, lo mejor es ponerlo todo a mano en un «corner». «Se trata de una mesa auxiliar en la que por un lado los destilados con una cristalería sugerente –en este caso, de la casa francesa Sèvres–, alguna fruta como la granada, los habanos con los encendedores... para que cada uno se sirva lo que quiera. Eso sí, cuando avanza la noche, hay que sacar algo de dulce, porque el cuerpo siempre pide azúcar», explica Ponte que comparte con Alía el «normas fuera» para estas fiestas. «Hay que dejarse de formalismos y ofrecer a todo aquel que entra que se mueva con libertad por todas las estancias, ofrecerles zapatillas e invitarles a que conozcan a los otros invitados». ¿Y si la cosa se tensa? Que cuando menos se espera, hay un conocido que se sale por la tangente. «En ese caso hay que ser claros y decir directamente de buenas maneras que no es el momento de abordar el tema», aconseja la top.
«Se trata de que el otro se sienta libre. Yo recuerdo una fiesta que organizó Valentino en París en la que dio libertad de movimiento ya en la cena buffet, lo que propicia encuentros inesperados con gente nueva. De hecho, la tendencia fuera de España es a separar a las parejas de mesa en cualquier evento», apunta Medina, que también tiene escuela en materia de anfitrión: «Ha de recibir en la puerta, pero luego no tiene que cumplir cinco minutos protocolarios con cada invitado, simplemente debe animar a todos pero pasando desapercibido».
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