Crisis económica
No se trata de eso
Quien piense que con anunciar cuatro leyes, tres ajustes y una reforma etérea de la Constitución ya está todo hecho, se equivoca. A los inversores (o sea, a los mercados) se les puede distraer unos días y unas semanas e incluso unos meses, pero al final siempre se acaban enterando de cómo está de verdad la situación.
Por eso no sirvió de mucho el primer paquete de medidas de hace un año y tampoco todas las demás anunciadas a bombo y platillo después, con escasa trascendencia real, por cierto. Por mucho que subamos los impuestos o reduzcamos el sueldo de los funcionarios o congelemos las pensiones, si la economía no funciona y no se crea empleo de verdad, el control del déficit no será más que cosmético.
Para bajarlo de verdad, y para aminorar la deuda, es necesario crear empleo. Por eso hay que reducir el gasto, pero no todo el gasto. El gasto burocrático e improductivo sí, pero aquel destinado a la inversión sigue siendo necesario, porque si no la economía se paralizará por completo.
Donde hay que recortar es en cargos públicos, dietas oficiales, embajadas autonómicas, publicaciones ministeriales, prebendas, chanchullos, amiguetes, televisiones públicas y subvenciones.
En eso se hace poco, mientras que se insiste en medidas contra los sueldos de los funcionarios, las pensiones y los colectivos más necesitados. Ellos son los que pagan de verdad la crisis. Y no se trata de eso.
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