Beirut

La gran batalla por Alepo

Las tropas de Asad preparan su artillería pesada para recuperar los barrios que están en manos de los rebeldes

La gran batalla por Alepo
La gran batalla por Alepolarazon

Fuerzas militares y rebeldes se enfrentan en Alepo, capital económica del país, en una batalla decisiva en la que sólo puede haber un vencedor. El régimen ha enviado columnas de blindados desde la norteña provincia de Idlib para reforzar a las tropas desplegadas en Alepo, mientras los rebeldes «han llamado a todos los hermanos de Siria» para que vayan a luchar allí, explicó a LA RAZÓN un activista sirio. Se calcula que entre 1.500 y 2.000 reclutas de diferentes lugares han llegado para prestar apoyo a unos 2.000 combatientes del Ejército Libre de Siria (ELS) presentes ya en la ciudad. Los rebeldes se encuentran principalmente en «los suburbios del sur y el este de Alepo, incluyendo Salahedin y los barrios de los alrededores», indicaron fuentes opositoras. Al llamamiento del ELS se han unido también refugiados sirios de los campamentos establecidos en las localidades fronterizas turcas que cruzan por las rutas alternativas utilizadas para las mercancías de contrabando y ahora vitales para el traslado de los heridos y suministros médicos.

Pero también por estas rutas se infiltran yihadistas extranjeros para luchar con los rebeldes. Turquía observa con lupa los movimientos de los grupos islamistas que han establecido sus santuarios en las ciudades fronterizas. El primer ministro, Tayyip Erdogan, advirtió ayer de que Turquía reaccionará contra organizaciones terroristas en el norte de Siria si se convierten en una amenaza para su país, en un claro mensaje a los milicianos kurdos que se cree que están actuando en la región.

El régimen ha sacado toda su artillería pesada para aplacar a los rebeldes. Bombardeos y ráfagas de armas automáticas se escuchaban ayer en el centro y la periferia de Alepo, donde al menos una decena de barrios siguen aún en manos de los rebeldes. La lucha se centra ahora en las sedes de los Servicios de Seguridad del partido gobernante, Baaz, y en edificios públicos, centros de poder del régimen, que el Ejército Libre de Siria amenaza con tomarlos. La megaurbe de Alepo, con más de dos millones y medio de habitantes, se ha mantenido al margen de las protestas contra el régimen, pero ahora cada vez son más los vecinos que desafían a Asad y organizan concentraciones de protesta nocturnas. Pero no todos los habitantes de Alepo están en contra del régimen, especialmente la clase acomodada suní que, debido al caos reinante en el país, ha tenido pérdidas millonarias. «El problema es que los que apoyan la revolución son las clases más desfavorecidas, ni los intelectuales ni los empresarios están a favor de la revolución, porque temen por las consecuencias financieras del conflicto», manifestó a LA RAZÓN una fuente diplomática occidental que ha tenido que trasladarse a Beirut debido a la inseguridad y la violencia reinante en Damasco. Allí, el Ejército sirio, que tomó nuevamente el control de la mayor parte de la capital, parece haber consolidado su posición en los barrios Qadam y Aasali, dos de los últimos focos de resistencia en el sur de la capital. En las zonas que escapan al control del régimen «se han organizado consejos revolucionarios para defenderse y paliar la falta de alimentos básicos», indicó un residente de los suburbios de Damasco.

Ante la incontrolable situación de violencia, la mitad de los 300 observadores de la ONU ha abandonado ya el país y el resto podría marcharse antes de que venza la prórroga de su mandato si no mejora sensiblemente la situación. «No puedo dar números exactos, pero se trata aproximadamente de la mitad de los observadores», dijo desde Ginebra Ahmad Fawzi, portavoz del mediador internacional, Kofi Annan. Fawzi agregó que la medida responde a «la decisión de reconfigurar los objetivos de centrarse más en aspectos políticos que en aspectos militares». La retirada de los observadores internacionales llega poco después de que el Consejo de Seguridad de la ONU decidiera ampliar un mes más su misión en Siria.