París

El «affaire DSK» salpica la vida política francesa

La dimisión del secretario de Estado de la Función Pública, Georges Tron, es el primer efecto colateral del «caso DSK» que sufre el Gobierno de Nicolas Sarkozy.

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Una suerte de réplica del seísmo que ha sacudido al Partido Socialista galo tras la inculpación en Estados Unidos de Dominique Strauss-Kahn al frente del Fondo Monetario Internacional y uno de los principales barones del partido. Su permanencia en el Ejecutivo empezaba a resultar embarazosa. El silencio del Elíseo, de sus colegas de Gabinete y la falta de respaldo por parte de los parlamentarios de la gobernante UMP –partido en el que milita– han precipitado su caída libre. Sólo cuatro días después de que salieran a la luz las denuncias de dos mujeres por «acoso sexual».

Las denunciantes, de 34 y 36 años, trabajaban como empleadas municipales en el Ayuntamiento de Draveil, al sur de París, donde Tron, un villepinista reconvertido al sarkozysmo, es alcalde desde 1995. Las presuntas víctimas reconocen que el escándalo DSK les ha animado a romper el silencio. Acusan al regidor, de 53 años, de haber abusado de ellas entre 2007 y 2010 utilizando como pretexto su afición por la reflexología. Masajes que, según ellas, habrían degenerado en agresión sexual si los hechos, que están siendo investigados actualmente por la fiscalía, quedan probados.

Sin embargo, el ex secretario de Estado, incorporado al Ejecutivo en marzo de 2010, no sólo está dispuesto a defenderse de lo que considera fabulaciones de «dos cuentistas», sino a tomarse «como algo personal» la demostración de su inocencia, tal como aseguró al presidente francés en su carta de renuncia. Asimismo, su dimisión le permitirá preparar su defensa en toda libertad «sin que eso prejuzgue la evolución judicial de las denuncias interpuestas», hizo saber ayer tras aceptar su cese el primer ministro, François Fillon, que elogió en él «el valor y el sentido de la responsabilidad».

Una decisión forzada por la repercusión mediática que ha tomado este caso al calor del «affaire DSK». «Con tal eco en los medios, hay ciudadanos que ya creen que soy culpable» lamentaba Tron, que a su vez se ha querellado por «denuncia calumniosa» contra sus ex colaboradoras, cesadas en su momento por «desvío de caudales públicos» y «comportamientos indignos».