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Murcia

El burro del cuento por Pedro Alberto Cruz

La Razón
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Debo empezar reconociendo que no recuerdo si este buen burro era parte de un chiste, de un dicho o de un cuento: ¡hace tanto tiempo que lo escuché! Pero, da igual cuál sea su afiliación o procedencia, pues, inevitablemente, el resultado es el mismo.

Resulta, y adapto el relato a mi irreflexiva manera de escribir, que un hombre se encuentra a un amigo, y al verlo cabizbajo y triste le pregunta: ¿Qué te pasa? El otro no responde al instante, parece meditar la respuesta mientras hace gestos a su interlocutor para que espere. Con los ojos, bañados en lágrimas, se dirige al cielo. El hombre entiende al instante que su amigo ha sufrido una terrible pérdida, y comprensivo decide esperar a que éste se reponga y pueda contarle la tragedia.
Pasado un tiempo prudencial, el hombre cree conveniente volver a insistir, esta vez siendo más directo: «Cuéntame qué te ha pasado». El amigo, aún sin reponerse del todo, le responde susurrando las palabras: «¿Te acuerdas de mi burro?» «¡Sí, Lucero!, ¿le ha pasado algo?» «¡Ha muerto!» El hombre queda anonadado ante la noticia y sólo puede preguntar: «¿Cómo?»

«Sabes que era muy comilón, tú mismo me dijiste muchas veces que iba a ser mi ruina, así que decidí poner remedio a sus excesos y proteger mi economía». «¿Y qué hiciste?», le interrumpió el hombre. «Reducirle progresivamente el pienso para enseñarle a no comer, y dedicar el dinero ahorrado a tapar los agujeros de mi hacienda. Me esmeré tanto en los recortes que dejé de echarle pienso, y cuando parecía que se había acostumbrado a no comer y que ya no tendría más gastos, ¡va y se me muere!, dejándome sin la herramienta que me permitía trabajar». El hombre miró a su amigo, que esperaba ser consolado, y mientras le decía «¡Tú sí que eres burro!», lo apartó de un empellón y continuó su camino.