Líbano
El atentado de Beirut desata la crisis política
El primer ministro exige la formación de un Gobierno de unidad nacional para frenar la inestabilidad
El atentado que asoló ayer la capital libanesa tenía como blanco al general Wissam Hasan, uno de los hombres más poderosos de Líbano y de los mejor relacionados con los servicios secretos de Inteligencia del mundo. Por ello se cree que el objetivo principal es distraer la atención con su muerte de lo que ocurre en la vecina Siria. Sin embargo, el que Hasan fuera del entorno del difunto Rafic Hariri y contrario al presidente Bachar al Asad, y que haya sido un atentado tan meticuloso y efectivo –muy pocos conocían el paradero de Hasan, quien no llevaba ni 24 horas en Beirut–, pone de manifiesto que la intención es también un mensaje para los libaneses, en especial para el ex primer ministro Saad Hariri y la coalición antisiria 14 de marzo: la crisis siria tiene consecuencias en territorio libanés.
Miles de suníes se manifestaron ayer, mientras que desde 14 de marzo se convocó un «día de la ira». A través de un comunicado, invitaron a los libaneses a participar en el funeral de Hasan, que tendrá lugar hoy en la plaza de los Mártires, precisamente, a escasos metros del mausoleo donde está enterrado Rafic Hariri. «Es un día para los libaneses y sus mártires pero también para protestar y pedir que vuelva la soberanía de Líbano», leyó el parlamentario opositor Nuhad Mashnouq. «Dejemos que mañana (hoy) sea un día de ira en la cara del carnicero Bachar al Asad y el oscuro régimen que gobierna Siria, que quiere exportar la sangre y la devastación a nuestro país», indicó, dejando clara su postura.
Tanto 14 de marzo como otros partidos antisirios pidieron la dimisión del actual primer ministro libanés, Najib Mikati. Según publicaba «The Daily Star», el ex primer ministro Saad Hariri y el Partido Socialista Progresista han culpado a Asad de estar detrás del crimen, «por lo que se pedirá al Gabinete de Mikati acciones que no es capaz de tomar». Por su parte, Mikati reconoció que había «un vínculo» sirio. Y es que Hasan había destapado en agosto al ex ministro libanés y colaborador del régimen sirio, Michel Samaha, de intentar planear ataques contra personalidades políticas y religiosas con ayuda de Damasco.
«Antes o después renunciaré», admitió a la Prensa el «premier», aunque lo dejaba en manos del presidente Michel Suleiman. Pero sí reconoció que hay una necesidad de que en Líbano se forme «un gobierno de unidad nacional», dijo Mikati en declaraciones recogidas por «NowLebanon».
Mikati alabó el patriotismo de Hasan y las otras víctimas que fallecieron en el atentado del viernes en el barrio de Ashrafieh. El jefe de la Inteligencia de las Fuerzas de Seguridad Internas (ISF) «es un mártir que murió en el nombre de Líbano». No obstante, los analistas recordaban ayer cómo Hasan «era criticado a diario por los medios pro sirios libaneses. Le acusaban de ayudar a los rebeldes alzados contra Asad», explicó Ghassan al-Azzi, profesor de la Universidad Libanesa de Beirut.
La vulnerabilidad que ha causado la muerte del general Hasan, un suní del norte de Líbano, preocupa a todo el país. Además de investigar el atentado contra Hariri en 2005, de quien era amigo personal, Hasan era un experto en movimientos islamistas, por lo que ahora que en Trípoli se están movilizando a favor de los rebeldes sirios, pasará tiempo hasta que la Inteligencia libanesa sepa bien qué está ocurriendo.
Temor a una guerra regional
EE UU y Turquía han intensificado sus consultas militares para diseñar planes de contingencia ante una eventual transformación del conflicto sirio en una guerra regional, según publicó ayer «The Washington Post». Autoridades militares de ambos países se han reunido para estudiar planes de contingencia para imponer zonas de exclusión aérea sobre el territorio sirio y evitar que Damasco use su arsenal de armas químicas.
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