Benedicto XVI

No te lo pierdas por Pablo Cervera

Tarde calurosa e inolvidable. Tres de mayo de 2003. Cientos de miles de personas, jóvenes y mayores. Un espacio diáfano de tierra seca y polvorienta: Cuatro Vientos. Un «actor» de excepción: Juan Pablo II. Larga caminata de acceso y otra no menor de salida. El «joven» de 83 años nos habló al corazón y disfrutó como uno más de nosotros.

La Razón
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Quiso ver a todos y, rompiendo el protocolo previsto, hizo que el papamóvil paseara y cruzara varias veces la explanada inmensa. Luego le vimos de lejos, pero ya estaba al lado de cada uno. Nos habló de la «escuela de la interioridad», de la necesidad de oración para que nuestro occidente tenga alma y siga vivo. Sentí una llamada profunda a responder por algún camino a lo que el Papa nos estaba pidiendo. A los cuatro días, como bajado del cielo se me ofrecía y daba el instrumento para realizar esa llamada: dirigir la revista «Magníficat» en lengua española. No lo dudé. Estaba claro. Acepté. A las lenguas ya existentes entonces (francés, inglés y alemán) se sumaba ahora «la lengua para hablar con Dios por excelencia: el español» (en palabras de una conocida anécdota del emperador Carlos V). En Cuatro Vientos nació «Magníficat» en español.

Veinte de agosto de 2011. Nueva cita. Mismo lugar. Mucho calor, noche al raso y alba límpida. Mismo representante de Cristo, ahora Benedicto XVI. Los cielos de Madrid serán la catedral de esa noche de oración y de la misa de envío.

Hoy la convocatoria es para la Iglesia universal: todas las lenguas, todas las razas, la misma y única fe. Millón y medio de personas. Ese puede ser el lugar donde tú oigas una llamada. Basta estar allí y escuchar corazón y oídos.

Yo estuve allí. Valió la «pena». Yo estaré allí. Valdrá la «pena». No te lo pierdas.
nueos y al Gobierno, un ruego y una esperanza: no pierdan más el tiempo ni se limiten a poner un «parche» más a nuestro maltrecho mercado de trabajo.