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«La clave está en apoyar al pequeño comercio»
Salamanca-Jero, María Jesús y María José Cañada son el alma de la Tienda de Regalos «Patio Chico», en la Rúa Mayor de Salamanca. Casi como diría el anuncio, quizá una de las calles más visitadas, cada día, en Castilla y León. Hablamos con María José, quien asegura que no le gusta mucho salir en el papel, pero acaba accediendo a contarnos las dificultades por las que atraviesa el comercio del suvenir en estos momentos. «Nos hace falta que se promocione el pequeño negocio en Salamanca. De qué me sirve que esta preciosa calle esté llena si nadie compra», sentencia, para incidir en que «hace años esta ciudad se promocionaba mucho, pero es ahora cuando de verdad nos hace falta».
El sueño del empresario
Y es que, señala, los patrones de compra por parte de quienes acceden a esta tienda han variado mucho por la crisis. «Ahora se vende, básicamente, el regalito pequeño, de dos euros». Por eso, para un establecimiento que ofrece productos de recuerdo de todo tipo, pero que también trabaja con éxito la plata, no es de extrañar que la esperanza sea que «todo esto se esfume, porque si no se mueve el dinero, mal vamos...»
Las expectativas se sitúan en momentos puntuales: «pensamos ya en Semana Santa, luego en verano, después en Navidad, pero llevamos años esperando, y nada cambia, porque se ha parado todo».
María José, como sus hermanos Jero -administrador del establecimiento- y María Jesús, vive de esta ‘pyme', al igual que sus tres familias. La crisis les ha llevado a echar más horas -abren los domingos por la tarde-; «algo impensable hace no mucho», porque faltan clientes.
Si bien, también los hay, con los españoles catalogados como más fieles que los foráneos. «El público de aquí siempre ha sido mejor que el de fuera, pero ahora hay mucho miedo». Y es que, el contexto económico, argumenta, «ha hecho que la gente prescinda de estos productos que, para muchos, pueden ser incluso un lujo».
María José confía en que la demanda se reactive, si bien indica que una de las mejores lecciones que recibieron de su padre, también comerciante del ramo durante más de treinta años, fue comprar género sólo cuando se dispusiese de efectivo. «Y esto nos ha venido muy bien para momentos como éste. Si no tenemos para gastar, no lo hacemos. Esa práctica, la de invertir sólo si hay dinero, también nos sirve para contar con descuentos por pronto pago», afirma.
Remanentes
Uno de los productos estrella de «Patio Chico» es la artesanía. Las figuras de Lladró, que antes compraban casi compulsivamente japoneses y americanos, y las réplicas de armas. Pero, sobre todo, el botón charro en plata. «Tiramos de género que habíamos reservado», explica, a la par que lamenta que a los tributos crecientes se añadan el aumento del precio de materiales como esa plata, que en año y medio se ha encarecido un 70 por ciento.
«Sólo se nos ponen zancadillas», insiste, y se refiere al asunto que tiene enfrentadas a las más de 40 tiendas de este tipo que hay en la capital del Tormes con su Universidad. La institución académica pide a estos comercios que adquieran textil con su escudo si quieren comercializarlo, algo que estos establecimientos rechazan por el sobrecoste que supondrá. «Llevamos muchísimos años vendiéndolas; si ellos también quieren comercializarlas, que lo hagan, pero que se dediquen a lo que tienen que dedicarse: enseñar, no a sumarse a las trabas que ya tenemos», apunta.
María José concluye que «al pequeño empresario nos suben más que a nadie los impuestos y después no se nos da nada, no se nos ayuda en modo alguno».
De cerca
«Desde que cayeron las Torres Gemelas, los americanos no pisan Salamanca». Con esta afirmación, Maria José explica la caída en el negocio «foráneo», ya que los extranjeros eran una de las claves del éxito de su tiendecita. «Eso se acabó», dice. Ahora son muchos los turistas que llegan a la ciudad, pero, «no hay movimiento de la calderilla». No obstante, no sucumbe al desánimo y aclara que «tenemos fuerza y salud». En este sentido, carga contra los recortes en Enseñanza y Sanidad. «Nosotros los notamos ya», asegura María José, que también integra la Asociación de Párkinson de Salamanca.
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