Moscú
Leal a los intereses de España por Belén Bajo
Mariano Rajoy es una persona de gustos sencillos, nada barrocos ni recargados. A él sí que le gusta que le llamen por su nombre –para eso se llama Mariano, como su padre, y así ha puesto de nombre a su hijo mayor–. Le es indiferente si le tratan de usted, de tú, con tratamiento o sin tratamiento, siempre que no se le falte al respeto y se haga con educación. Él es así y así se relaciona con los demás.
Es austero en su vida personal y, sobre todo, cuando se trata del dinero público. Recuerdo un viaje institucional a Moscú, como ministro de Administraciones Públicas, en el que se firmaron varios acuerdos para la formación de funcionarios rusos en España. Cuando llegamos se sorprendió del elevado nivel de precios que tenía la ciudad. Salimos del hotel a comer algo y durante una hora, a 18 grados bajo cero, estuvimos observando los precios de las cartas que figuraban en el exterior de los restaurantes. Helados y hambrientos, los que íbamos con él, no dábamos crédito. Al final optó por uno y sólo tomamos un plato. La única vez que en ese viaje comimos decentemente fue cuando el Gobierno ruso se hizo cargo de la cuenta.
Es leal a las personas, a las ideas y a los intereses de España. Cuando hizo una gira por Europa para conocer a los mandatarios más importantes, le tocó ir a París y entrevistarse con Chirac. Él nos previno de que ese encuentro sería muy difícil –dadas las tensas relaciones que el presidente galo mantenía con Aznar, a causa de las negociaciones del Tratado de la UE – y no descartaba que hubiera un desplante o que le despachara al minuto de recibirle. Y, efectivamente, nada más comenzar la reunión, Chirac le dijo «qué bien que haya un cambio en España porque estoy seguro de me llevaré mejor con usted que con Aznar». Rajoy, que podía haber hecho caso omiso al comentario, se puso serio, sacó el amplio y complejo dossier sobre conexiones transpirenaicas –que le habían preparado Moragas y Millán– y defendió la dignidad del presidente del Gobierno español y la de los intereses de su país. El resultado fue que la entrevista duró más de una hora.
Admira el esfuerzo, la constancia y el sacrificio. Le gusta contrastar los datos y las fuentes. Sopesar los pros y los contras. Es consecuente con lo dice y hace y es muy difícil que cambie de criterio, aun a sabiendas de que algunas decisiones no estarán exentas de críticas. ¡Menos mal que le sobran dosis de paciencia, aguante y sentido de la responsabilidad! ¿Qué hará cuando llegue al Gobierno? Me basta con lo que dijo en Leganés: «Me comprometo a gobernar diciendo la verdad y sin frivolidades, con valentía y siendo prudente. El PP contará con todos los que quieran trabajar lealmente por España».
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