Cataluña
El dilema del 25-N Josep Maria Rañé
La relación entre la unidad y la uniformidad de España, es el dilema que se nos ha planteado y que debemos resolver el próximo 25 de noviembre. De los tres objetivos que se pretendían alcanzar a lo largo de la legislatura (mantener el estado del bienestar, reducir el paro a la mitad y el pacto fiscal) ninguno iba bien. Los recortes en sanidad, educación y servicios sociales más el crecimiento del paro así lo evidencian, pero ha sido el callejón sin salida en el que ha entrado la negociación del nuevo pacto fiscal lo que ha servido para justificar que en sólo dos años, otra vez, tengamos que pasar por las urnas.
Y si nadie lo remedia, ese será el tema central. Los otros temas (trabajo, salud, educación, cohesión social) serán sepultados por la tensión que se produce entre los dos polos que abordan la relación entre la unidad y la uniformidad. Un polo caracterizado por considerar que la unidad sólo es tal si viene acompañada de la uniformidad en cada una de las partes y el otro donde el reconocimiento de la diversidad sólo se puede alcanzarse superando la unidad.
Ciertamente, si cada una de las partes aprecia tanto el valor que pretende defender, ¿no sería lógico trabajar para hacer compatible unidad y diversidad, y ceder en parte? Parece que sí, pero va a ser que no. Y es que hoy, todo el mundo, antes que flexibilizar sus posiciones, prefiere hacer recuento de sus fuerzas, confrontar y, de paso, anular las soluciones basadas en un profundo avance hacia una diversidad que no conlleve la ruptura de la unidad, no sea cosa que cuando se alcance el acuerdo en ese punto más centrado –que se alcanzará - haya alguien diferente a los extremos que lo pueda capitalizar.
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