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Rajoy quiere ir hacia el contrato único flexibilidad interna y de convenios

Mariano Rajoy planteará hoy a los agentes sociales los ejes de una «profunda» reforma laboral para «incentivar la creación de empleo», según precisaron ayer tarde fuentes próximas al presidente electo.

Rajoy con el vicepresidente de la Comisión Europea, Antonio Tajani, que alabó su compromiso con las pymes
Rajoy con el vicepresidente de la Comisión Europea, Antonio Tajani, que alabó su compromiso con las pymeslarazon

MADRID- Y «profunda» quiere decir que no quiere retoques cosméticos ni que sólo se aborde desde el lado del despido, sino que tiene que ser «cirugía de alcance» que homologue nuestro modelo laboral con el de otros países europeos para acabar con un problema enquistado que hace que en España la mejor tasa histórica de paro esté en torno al 8 por ciento.

Para corregir ese mal crónico, «que ha alcanzado una situación dramática en la etapa socialista», Rajoy es partidario de atacar la temporalidad por la vía de avanzar hacia una reducción drástica de contratos, con el ideal del contrato único. En la actualidad hay medio centenar de modelos.
Esta reducción contractual es bastante compleja porque exige pactar con los agentes sociales las condiciones de los nuevos modelos o del modelo, es decir, si es único, qué coste de despido hay, quién lo paga (la Seguridad Social como quiere la CEOE o el empresario, como exigen los sindicatos), si se aplica el fondo de capitalización del modelo austriaco (que Rajoy ha señalado como referente)... En gruesas pinceladas, este fondo de capitalización se dotaría con un capital por una cantidad equivalente a un número determinado de días de salario por año trabajado. Y el trabajador podría acceder a él en los casos de despido, de movilidad geográfica, para su uso en actividades de formación o cuando se jubilase.

Pero la reforma laboral que el todavía presidente electo desea tener aprobada antes del verano afectará también a la flexibilidad interna en la empresa, es decir, a horarios y a tareas, para romper el encorsetamiento actual que rige sobre todo en determinados sectores. Y a la flexibilización de la negociación colectiva, para acercar los convenios a nivel de empresa, de tal manera que, por ejemplo, una pyme pueda pactar con sus trabajadores las condiciones «que más favorecen a todos y que más se adaptan a las circunstancias económicas del momento» (cláusula de descuelgue). «Si la actividad de un negocio se ha contraído un 30 por ciento, por ejemplo, es más sensato que haya un acuerdo interno que salve el empleo a que el dueño de la empresa esté obligado a ajustarse a subidas salariales de un sector por encima del IPC», explican en el equipo económico del PP. Las fuentes consultadas ya anticipan que éste es un hueso duro de roer porque ni la patronal ni los sindicatos quieren ir al modelo del convenio de empresa debido a que «unos y otros tienen a centenares de personas en plantilla para negociar los convenios colectivos». Las grandes beneficiadas del cambio de modelo serían las pequeñas empresas, que representan el 90 por ciento del tejido productivo, añaden.

Estructura de la protección
Otra cuestión que Rajoy cree que tiene que estar encima de la mesa es la liberalización de la intermediación laboral. La legislación actual prohíbe crear agencias de empleo, a diferencia de lo que ocurre en Europa. Sólo las hay para la actividad temporal. Los sindicatos se oponen, porque quieren seguir controlando los fondos de formación a través del INEM; y una parte de la patronal es reticente por la misma razón, el pastel de los fondos de formación. Por tanto, las prioridades son la flexibilización interna, la reducción de contratos y la negociación colectiva, pero el próximo presidente del Gobierno también considera que hay que cambiar las políticas de formación, la regulación contra el absentismo, la estructura de la protección por desempleo (que no es recortarla, sino revisarla para que incentive más la aceptación de las ofertas de empleo), las cotizaciones a la Seguridad Social... Y, por supuesto, vinculado con la flexibilización interna y con los convenios colectivos está el debate pendiente sobre productividad y salarios.

Apoyo de la Comisión Europea
Rajoy ha convocado por separado a los líderes de CC OO, UGT y al presidente de la patronal para escuchar sus posiciones y para instarles a «arrimar el hombro» porque las circunstancias exigen que «todo el mundo esté a la altura para poder enviar a Bruselas y a los mercados el mensaje de confianza que facilite la estabilidad», explican fuentes de su entorno. Así que les escuchará, pero según las fuentes consultadas también en esta primera toma de contacto les explicará las líneas generales de la reforma que él cree que necesita nuestro mercado laboral y para la que desea un gran acuerdo. «Aunque también la llevará a cabo si el pacto se retrasa o se obstaculiza», advierten desde el PP. Ayer Rajoy recibió un «capote» de la Comisión Europea. Su vicepresidente, Antonio Tajani, le visitó en su despacho de Génova y avaló su apuesta por las reformas y por atajar el déficit. Los dos coincidieron en que es deseable que el BCE juegue un papel más relevante en la gobernanza económica en la zona euro.