Navarra

Trampa de Bildu para «secuestrar» al PNV en el Parlamento vasco

Los proetarras planean presentar mociones sobre los presos y la negociación a las que los nacionalistas no podrán oponerse

Trampa de Bildu para «secuestrar» al PNV en el Parlamento vasco
Trampa de Bildu para «secuestrar» al PNV en el Parlamento vascolarazon

MADRID.-Presos y proceso. Éstos son los asuntos que EH Bildu tiene previsto plantear, como prioritarios, en el Parlamento vasco que salga elegido de las elecciones autonómicas. Está todo escrito y los redactores son los cabecillas de ETA. Cuando amanezca el día 22 y se conozca el resultado de los comicios, el brazo político de la banda pondrá en marcha un plan, diseñado hace tiempo y que ha logrado completar en sus aspectos institucionales (legalización de sus partidos y acceso a ayuntamientos, diputaciones y parlamentos).

Ahora, según los documentos de la banda que han servido de guión para el «proceso», toca, por un lado, utilizar el Parlamento vasco para tratar de forzar la «negociación técnica» con el Gobierno (excarcelación de los presos y salida de las Fuerzas de la Seguridad y de los Ejércitos del País Vasco y Navarra) y dar los pasos necesarios para abrir el camino hacia la independencia, con la Comunidad Foral anexionada, para implantar el «socialismo». A la espera de conocer los resultados, en los que la victoria del PNV parece garantizada, la estrategia de ETA y su entramado pasa por el «pragmatismo» y por condicionar a los nacionalistas con iniciativas a las que no puedan oponerse.

Por eso, van a plantear, con carácter prioritario, mociones relativas a los reclusos que deberían, según ellos, ser puestos en libertad de forma inmediata (los «enfermos», los de la «doctrina Parot» y los que hayan cumplido las 3/4 partes de la condena) y la apertura de la referida «negociación técnica». En ambos casos, subyace la estrategia de Batasuna de arrastrar al PNV a su terreno. Saben que los nacionalistas, porque así lo han manifestado a lo largo de los últimos meses, no van a votar en contra de mociones a favor de los presos y la citada «negociación técnica». De esta manera, logran el doble objetivo de sumar apoyos a su causa y escenificar una especie de unión de los independentistas.

La historia de nuestra democracia demuestra que, al menos hasta ahora, los nacionalistas, con mucha más experiencia política que los proetarras, han sabido salir del paso de postulados complicados y maximalistas que venían del mundo de ETA. Por ello, el brazo político de la banda prefiere plantear asuntos contra los que no pueden votar en contra. Se trata de una jugada que forma parte de la estrategia general de ir avanzando para sustituir al PNV como fuerza hegemónica del nacionalismo-separatismo vasco.

Los proetarras cuentan en estos días con unos «aliados circunstanciales», que las fuentes consultadas no han podido identificar pero que creen próximos al socialismo vasco, que van «vendiendo la moto» de que si se hace un gesto con los presos, ETA procederá a su inmediata disolución. La venta no la hacen sólo en el País Vasco, sino también en Madrid, donde han llegado a sugerir la conveniencia de que se proceda a un acercamiento de reclusos etarras al País Vasco y Navarra, ya que es una medida reversible y, si la banda no se disuelve, siempre se les devuelve a las cárceles de origen.

En el fondo de todos estos movimientos, subyace el temor a los resultados del debate interno que ETA mantiene desde marzo. En Batasuna, que así se lo ha hecho llegar a los nacionalistas, y los citados «aliados circunstanciales», se realizan ejercicios de auténtico voluntarismo para asegurar que con una serie de gestos estaría garantizado el «cese armado», que al principio fue definitivo y ahora parece cogido con hilos.

No les falta razón a los que miran con recelo hacia ETA. Según sus documentos, en los que se basó el «proceso» hasta la victoria del PP en las elecciones generales, lo que tocaba ahora, una vez logrado el «ejercicio y la normalización política (legalización de Bildu, Amaiur y Sortu), sería, en lo que respecta al Gobierno central, un «acuerdo sobre ámbito/ámbitos de negociación; la naturaleza del proceso y escenario final; fases de la negociación; pacto de alto el fuego bilateral y condiciones y garantías del proceso; excarcelación progresiva de los presos, empezando por los de la «izquierda abertzale» (Otegi y Díaz Usabiaga), los enfermos, los de la «doctrina Parot», hasta llegar a la totalidad; acuerdos bilaterales de no ataque, y un largo etcétera.

Asimismo, la salida de las Fuerzas de Seguridad y de los Ejércitos. Se trata de planteamientos maximalistas, sobre los que el Gobierno de Mariano Rajoy ya se ha pronunciado, la última vez en plena campaña electoral, en el sentido de que no habrá negociación con ETA.
En este «endiablado» panorama, que, con toda seguridad, se generará a partir del día siguiente de las elecciones, subyace la amenaza de ETA que, en los referidos documentos, contemplaba la hipótesis de la «ruptura del proceso». «La ruptura militar –decían los pistoleros– debe desaparecer como acción reflejo. Eso no significa que la ruptura militar o el momento para la activación armada no se puede producir». La posibilidad de la vuelta a los atentados está abierta.

Mintegi se acerca a los presos
La posibilidad de que la candidata de EH Bildu se hubiera entrevistado este fin de semana con algún preso de ETA o su entramado, no ha podido ser confirmada en medios penitenciarios. Un amplio sector de los reclusos ha manifestado su malestar por la falta de avances del «proceso» para su liberación, aunque han mostrado su apoyo a la candidatura de Laura Mintegi, que trataría de hacer un gesto.