Santiago de Compostela
Investigan más robos religiosos en Santiago
El acusado de sustraer el Códice Calixtino está en prisión sin fianza. La Policía baraja la posibilidad de una trama paralela dedicada al expolio de obras de arte
Conocía la catedral, tenía las llaves y podía acceder a las dependencias. Actuaba al final de la jornada laboral y a primera hora, cuando los despachos todavía estaban vacíos. El pretexto de la reparación de una bombilla, una lámpara, un enchufe, le permitía entrar. Algunas voces advirtieron de su posible relación con algunos hurtos cometidos y desapariciones de objetos que ya habían llamado la atención en el pasado. Pero nadie atendió estos hechos ni los denunció. Manuel F. C., el electricista encausado por la sustracción del Códice Calixtino, delito que confesó a la Policía el jueves por la tarde, solía usar una estratagema, un leve engaño, para conseguir acceso a los lugares que no tenía. Aprovechaba un arreglo para pedir la llave. Después pretextaba que necesitaba salir un momento para comprar un componente que le faltaba y hacía la copia que todavía no tenía en el llavero. Regresaba luego y devolvía el original. Pero ya tenía lo que necesitaba. Así lo comenta una persona a este diario. La misma que relata que podría haber ido muy temprano al templo, antes de asistir a la misa de las 07:30 horas que cada mañana se escucha en la Capilla de la Comunión (situada en la nave), para apropiarse de parte de las limosnas. Era un momento propicio, justo antes de que se hiciera el recuento de la jornada anterior. Suponían pequeños o mayores desfases que acabaron llamando la atención de un administrador de la seo, que reparó en severos desajustes en las cuentas estimadas y que abogó para que se prescindiera de sus servicios. Ya existían fuertes indicios y sospechas sobre él, pero el ahora acusado prosiguió asistiendo a la catedral compostelana. Podía recoger objetos, como el facsímil del Libro de las Horas, o correspondencia, contratos, cartas y otra documentación que encontraba en sus paseos. ¿Pero cómo llegó a llevarse el códice? Está guardado en una cámara de seguridad. Hay una clave que pocos conocen y después una puerta que requería un juego de llaves a las que no tenía acceso. No había posibilidades. Aprovechó un despiste, la petición de un investigador, que necesita cotejar el original, para llevarse el Códice Calixtino. Cogió ése, curioso, y no el Tumbo A, que es mucho más valioso y que se encuentra en la misma cámara. Para evitar activar las medidas de seguridad cada vez que se consultara, se dejó abierta la caja, sólo cerrada con la puerta de acceso a ese departamento. Pero de ahí sí tenía las llaves. Vio la oportunidad y lo cogió aprovechándose de ese fallo humano.
Otros dos implicados
Manuel F. C., en prisión provisional y sin fianza por riesgo a que destruya pruebas, ha sido acusado de cometer cuatro delitos: robo continuado con fuerza en las cosas (que tiene un castigo de entre 3 y 6 años de prisión), blanqueo (6 años), hurto por el Códice (que arrastra una condena que oscila entre 1 y 3 debido a que el Código Penal no ha sido modernizado en este punto desde 1995) y vulneración de la intimidad de las personas, cada uno de ellos penado con un año de prisión. El fiscal ha dictado prisión provisional para la mujer y su hijo, a los que se les imputa delitos de blanqueo de capitales. La investigación continuará abierta durante dos semanas más. Un periodo de tiempo en el que los agentes analizarán una serie de libros manuscritos de Manuel F. C. Esperan encontrar en ellos (una especie de diario) los robos que se han perpetrado y el origen de dicho dinero. Parece ser que 1.200.000 euros podrían haber salido del ámbito de la catedral. Se baraja la opción de que perteneciera al cepillo (según se dice, a un ritmo de casi doscientos euros diarios, lo que sería una cantidad de 250.000 en años puntuales, de ser cierto) y de la voluntad que suelen donar los peregrinos y otras personas relacionadas con el templo. Pero hay que comprobarlo. De manera paralela, según ha declarado un testigo a este diario y publica «El correo gallego», la Policía, que no ha confirmado este punto, podría estar investigando otros robos en los que estarían involucrados un laico y un religioso. Sería una trama paralela que no tendría nada que ver con el hurto del Códice.
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