Japón

Virginidad de «quita y pon»

Fabricantes japoneses comercializan por la red el himen artificial, un artilugio que se introduce en la vagina y se rompe con la penetración simulando «la primera vez» 

No es el primer caso que sucede de este tipo, pues en mayo, la policía detuvo a una joven que presuntamente explota a menores de edad de su círculo de amistades. IMAGEN DE ARCHIVO
No es el primer caso que sucede de este tipo, pues en mayo, la policía detuvo a una joven que presuntamente explota a menores de edad de su círculo de amistades. IMAGEN DE ARCHIVOlarazon

En los tiempos que corren, la virginidad se guarda más bien en el sentimiento, y parece ser suficiente, ya que la pureza física ha perdido su condición preciada e indispensable para vivir en pareja. No así para ciertas etnias que aún obligan a las mujeres a mantener una castidad que muchos consideran un anacronismo cultural heredado, y que les lleva a padecer las más crueles vejaciones.De ahí que féminas gitanas y musulmanas, entre otras, recurran a la «segunda virginidad». Y si antes se lograba con la reconstrucción del himen o himenoplastia (una operación que dura apenas 15 minutos y se practica con anestesia local), ahora ni siquiera hay que pasar por el quirófano para llevar a cabo «el engaño». Por unos 25 euros se puede obtener un himen artificial que envían directamente a casa. Semejante invento viene de Japón y, según explican a este semanario sus creadores, usarlo parece fácil. «El producto se compone de albúmina, una sustancia natural empleada en el terreno médico que se rebaja con agua y no tiene efectos secundarios. Viene perfectamente empaquetado y listo para usar en cualquier momento». Y de forma aparentemente sencilla, pues se introduce en la vagina más o menos un cuarto de hora antes de tener relaciones sexuales. Una vez dentro, éste se ensancha y cuando llega el momento de la penetración dicho artilugio se rompe y expulsa una pequeña cantidad de líquido rojo. Los fabricantes advierten: «Si la vagina no está lo suficientemente húmeda, moje primero con agua el himen artificial. Una vez finalizada la relación sexual, es necesario lavar bien la vulva. Además, el himen se disuelve por sí solo en el interior de la vagina», aseguran.No obstante, los expertos no apuestan demasiado por ello. La sexóloga Ana Mercedes Rodríguez explica que «es un mito bastante superado, pero hay de todo. No por tener el himen intacto la relación va a ser más satisfactoria. De hecho, está más relacionado al temor por si, al romperse, ella siente algún dolor». Porque lo cierto es que el varón, la mayoría de las veces, ni se da cuenta. Alternativa de bajo costeIgnacio Cueto, ginecólogo y experto en suelo pélvico de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, subraya que «aplicación médica no tiene ninguna, pero como alternativa de bajo coste a una cirugía podría, aunque no es algo habitual, ni mucho menos». Cueto aclara que «la membrana, en principio no se puede "pegar", es el anillo himeneal el que se rompe con la penetración y se puede reconstruir. Además, puede sangrar, pero no siempre ocurre así. De hecho, existen diferentes tipos de himen según su morfología, si es más o menos poroso... Y también influye el tamaño de la vagina, si es más estrecha o más ancha».¿Aberración?Sin embargo, y pese a ser aparentemente inocuo para la salud, hay quienes consideran una aberración sexual el tratar con este tipo de objetos. Flavia Limone Reina, sexóloga y terapeuta de pareja de Barcelona aclara que «es difícil llegar a catalogarlo como una parafilia, a no ser que se exija en cada encuentro sexual o se convierta en una necesidad estable. En ese caso, sí. Pero también puede emplearse como parte de un juego erótico, una fantasía, como disfrazarse y simular un escenario concreto. Mientras no sea algo agresivo y lo elijan las dos partes de la pareja, no debe suponer un inconveniente».