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Quimi Portet / Músico: «Los músicos estamos muy entrenados en crisis»
– ¿En qué estado de ánimo ha compuesto su nuevo disco, «Oh my love»?
– Vas haciendo discos de forma cíclica y cuando pasa el tiempo los comprendes mucho mejor. Éste se parece al anterior, «Viatge a Montserrat», en que me ha apetecido pasar muchas horas en el estudio, trabajando muchas horas en cada canción. En este sentido, soy un apasionado de mi oficio y, con los años, lo valoras más. Supongo que con la madurez te llega una veneración por el oficio.
– ¿El estudio es como su segunda casa?
–No soy esencialista ni me van los comentarios dramáticos tipo, «sin la música no sería nada». También me encanta tocar en directo, pero estoy en un punto que disfruto mucho estando en el estudio.
– El trabajo se nota, las canciones son muy ricas en matices.
–Son canciones que no he dado por buenas a la primera. Siguen siendo simples, que por definición es lo que determina la música popular. La tecnología ahora te permite elaborarlas mucho. Trabajas tanto que cuando acabas no puedes evitar entristecerte un poco.
– Sólo hace falta una primera escucha para ver que el disco es muy ecléctico, ¿era su voluntad o simplemente ha salido así?
– Es casi mi marca de fábrica, soy ecléctico, me gustan muchas músicas. En realidad, sólo mi voz, que marca mucho la forma de las canciones, es lo que las une estre sí. Vas cumpliendo años y aqcumulas tantas escuchas, tantas horas de música, que te acaba por salir todo a borbotones. Cuando era m´´as joven, si que tenía más vergüenza, y si me salía algún que otro estilo, pues lo cortaba. Ahora no, ahora no necesito esconder nada.
– Las letras de sus canciones son célebres, una de sus marcas de fábrica. ¿Siente cierta presión a la hora de escribirlas?
– Cuando las escribo, no lo pienso. Cuando era joven, era más inconsciente y me salían muy deprisa. Ahora, tardo bastante en realidad. Supongo que en esta ocasión son igual de eclécticas que la música.
– ¿De qué hablan los temas?
– En un 90 por ciento, utilizo el amor, que es el motor de toda la música popular, pero lo hago como una especie de mecha para hablar de cualquier otra cosa. Me gusta explorar todo lo que da de sí el espectro de las emociones humanas. También hay observaciones cuotidianas y ciertas reflexiones de filosofía casera.
– El humor y la ironía vuelven a marcar mucho los textos.
– Tengo una tendencia al humor, no lo puedo evitar. Una de las cosas más agradables del mundo es reírte con otras personas. No hay nada más apasionante que un grupo de gente riendo, mucho más que cualquier comunicación verbal. Es muy difícil que no me salga la ironía al escribir. Es agradable desdramatizar lo que nos pasa. Conservo esa pulsión juvenil de reir con los amigos.
– ¿Cómo han ido las colaboraciones con Albert Pla y Adrià Puntí?
– Albert Pla es un buen amigo, al que he producido alguno de sus discos y me encanta como declama, así que le pedí si podía declamar en una de mis canciones y me dijo que sí. Con Adrià Puntí llevamos años trabajando en su disco y me hizo ilusión que cantase una de mis canciones.
– Empieza ahora a defender las canciones en directo, ¿ha notado la crisis de contratación en alguna forma?
– Sí, claro que la sientes, pero qué vas a hacer, salvo trabajar y adaptarme. Los músicos estamos bastante entrenados en esto de la crisis. Llevamos desde el principio de la piratería en el 2000 con ella, así que estamos entrenados.
En primera persona
«Me gustan mucho los animales»
Cuando Quimi Portet acaba un disco se siente tan relajado que lo que quiere hacer es divertirse con las portadas. La de su último disco es una prueba. «Me encanta. Va contra las modas, pero ese rojo me vuelve loco. El título del disco era tan cursi, tan genérico, que decidí que podríamos poner un mono», señala Portet, un gran amante de los animales. «Lo que me gusta es confrontar a los animales con los hombres y todos esos complejos mentales que nos acompañan».
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