Barcelona

El fútbol nacionalista al ataque

Nunca el uso político de este deporte de masas ha sido tan claro como el que está haciendo el gobierno de Artur Mas. Ahora quiere una selección catalana de fútbol, pero no todos están a favor. En el RCD Espanyol ya se ha abierto el debate

Representantes de los equipos que acudieron el pasado lunes al llamamiento de Artur Mas para crear una selección catalana de fútbol
Representantes de los equipos que acudieron el pasado lunes al llamamiento de Artur Mas para crear una selección catalana de fútbollarazon

El pasado lunes se firmaba un acuerdo entre los clubes más importantes del fútbol catalán y la plataforma que lucha por la oficialidad de las selecciones deportivas catalanas para que puedan competir internacionalmente. Sólo faltó L'Hospitalet entre los que militan en Primera, Segunda División y Segunda División B. Tampoco debería haber estado el Espanyol, pero su presidente, Ramón Condal, decidió acudir a título personal. Condal, que ha cedido ante las presiones para dejar el cargo y preside una junta gestora hasta la Junta General de Accionistas del próximo 19 de noviembre que elegirá nuevo presidente, se había comprometido a que el club se apartaría de actos como el del lunes hasta que tuviera sucesor.

Pero su presencia en el acuerdo y la camiseta del Espanyol con la que se fotografió ha generado mucha polémica entre la masa social del conjunto blanquiazul, que ahora se ve completamente implicado en la lucha políltica independentista. Por eso, el club ya ha dejado claro que una vez se produzca el relevo en la presidencia, se tomará una decisión definitiva respecto al apoyo o no a la oficialidad de las selecciones deportivas catalanas.

Artur Mas es consciente de que el deporte es un arma muy poderosa para conseguir sus propósitos y aunar a los clubes de fútbol en su lucha independentista le supone colgarse una medalla ante sus seguidores. Lo que no está tan claro es que los aficionados estén de acuerdo. En el Espanyol, por ejemplo, hay muchas sensibilidades entre los socios, a los que lo único que une es el equipo de fútbol. Y la mayoría no ve con buenos ojos este giro independentista que ha tomado su presidente.

Una enorme pancarta con el lema «No a la politización del club, el Espanyol es de todos», presidía un lateral del estadio de Cornellà-El Prat en el último partido de Liga ante el Rayo Vallecano. Pero es un tema delicado y hay un sector de la masa social que quiere quedar al margen. Política y fútbol nunca mezclaron bien. «Siempre he querido estar margen de estos temas, lo que decida el club me parecerá bien. Pero nunca me han importado este tipo de cosas», remarca Dani Solsona, ex jugador del club. La Federación Catalana de Peñas del Espanyol tampoco ha querido pronunciarse al respecto. La única postura oficial es que no hay postura oficial y se remiten a la próxima reunión para tomar una decisión.

Pero la grada de Cornellà-El Prat sí habla y no parece estar muy de acuerdo con lo que está viendo. «La gente se llena la boca de que política y deporte han de ir por separado, pura demagogia, y luego no pierden la oportunidad de salir en la foto. Lo que hizo el presidente Condal el lunes, apoyando a las selecciones deportivas catalanas, fue una gran decepción para mí y me puso de muy mal humor», expone Camilo Fabra, socio 5.036 de la entidad blanquiazul y habitual en la Curva Jove, la grada de animación «perica». «Lo que está pasando me parece fatal, el Espanyol es un club de fútbol que reúne a gente con diversas ideas y que el presidente se haya posicionado de una manera tan clara obviando esta diversidad me ha sentado muy mal. Y no soy el único, conozco a socios con número de carnet muy bajo que están pensando en darse de baja por todo este asunto», alerta.

Tampoco le ha gustado nada el posicionamiento político del Espanyol a José María Fuster-Fabra, abogado y socio del club. «Estoy radicalmente en contra de cualquier intento de politización del Espanyol, sea del color que sea. En la situación preelectoral en que se encuentran tanto Cataluña como el Espanyol, me parece un acto extremadamente inoportuno», apunta el letrado catalán. Fuster-Fabra no sólo es un «perico» de pro, sino que participa activamente en la vida social de la entidad y subraya que un grupo importante de seguidores piden al club que aclare cuándo se tomó la decisión de apoyar a la plataforma pro selecciones catalanas y quién la tomó.

Todos detrás del Barça
«Una decisión de este calibre debe tomarse después de un debate profundo y de hacer unos estudios jurídicos. Me parece un disparate inconcebible lo que ha pasado. Los estatutos de la Federación Española son claros y este acto podría interpretarse como un ataque a la Federación», amplía. Lo que queda claro, es que la política y el fútbol deben ir por caminos separados, según su opinión: «Hay que luchar para evitar la politización del Espanyol, que siempre ha sido un club de fútbol y sólo un club de fútbol, quedando al margen de connotaciones políticas. No debe dejarse manipular por los partidos políticos». Fuster-Fabra considera fundamental que las próximas elecciones estén totalmente despolitizadas: «Hay que votar al candidato por su programa deportivo, eso es lo importante, porque si dejamos que entre la política, este club no tendrá futuro. Nos convertiríamos en una mala imitación del Barcelona».

La decisión de Ramón Condal de apoyar las selecciones catalanas escudándose en que lo hacía a «título personal» ha sido la sentencia para valorar su gestión. «Ha sido malísima, lo ha hecho muy mal, aunque hay que reconocer que tampoco hay dinero para hacer cosas. Pero tengo la sensación de que a Condal le han puesto como un muñeco, una cabeza de turco, que hay algunos que le han pasado todo el marrón», intuye Marcos Lucas, miembro de la «Penya Blanc-i-Blava El Bar de Mou», que debe su nombre al fundador de la peña. Lucas se manifiesta completamente en contra de que la política entre en el Espanyol: «Tengo la sensación de que la directiva me está engañando, como lo ha hecho Artur Mas con los catalanes. Estoy a favor de un Espanyol apolítico, ni catalán ni español, sólo fútbol».

La sensación generalizada entre los seguidores blanquiazules es que los problemas del club son suficientemente graves como para dejar que la política suponga una preocupación más. «El Espanyol puede tomar algunas decisiones, pero no permitiremos jamás que se pida un voto político para un partido», asegura Dani, miembro de la Junta y ex presidente de la Peña espanyolista de Sitges. Para él, el Espanyol es un club familiar, cuyos aficionados son hijos de otros aficionados. Los inmigrantes, añade Dani, tanto del resto de España como ahora del extranjero se hacen del Barça por ser más ganador y quizá porque al ser el equipo más numeroso es más sencillo integrarse.

Existe también un sector del españolismo que, contrariamente a la mayoría, prefiere restar importancia a todo lo que está pasando y lo ve como algo muy normal. «No es algo nuevo, hace muchos años que pasa lo mismo. Hay una foto como la de Condal cada año. El Espanyol cede jugadores a la selección catalana cuando se lo piden, más que el Barcelona, y juega la Copa Catalunya cuando toca, no como hacen otros». Pero darle importancia a este tema me parece desorbitado, es algo menor.

Desgraciadamente hay muchas otras cosas mal gestionadas, estamos hundidos en la miseria, y lo de las selecciones catalanas es la prioridad número dos mil, más o menos», enfatiza Ramón Raventós, empresario catalán de éxito, socio del club y ex consejero durante el mandato de Dani Sánchez-Llibre. Raventós es muy crítico con la gestión actual del club: «Estos señores se han cargado el club con su mala gestión, eso debería ser lo que nos preocupe».