Jerusalén
Israel abre la puerta a la paz con la cesión en Jerusalén
Netanyahu, dispuesto a un «compromiso histórico» con Abbas, «mi socio para la paz»
Mientras Washington recibe a la clase política y ultima los fastos para relanzar hoy las negociaciones de paz, Israel enterraba ayer a los cuatro judíos acribillados a balazos el miércoles por la noche cuando circulaban en territorio de Cisjordania, cerca del asentamiento de Kiryat Arba, al este de Hebrón.
El atentado terrorista que se han atribuido las Brigadas Iz al-Din al-Qassam, el brazo armado de Hamas, podría actuar como el desencadenante que vuelva a flambear la región y ponga en riesgo la nueva oportunidad que se dan israelíes y palestinos para llegar a un acuerdo.
«El objetivo es enviar un mensaje a Israel, a Abu Mazen (nombre por el que también se conoce a Mahmoud Abbas, presidente de la Autoridad Palestina) y al resto de que Hamas exite y puede alterar los planes», dijo un oficial del grupo islamista en Cisjordania, informa Reuters. Los terroristas desafían, además, diciendo que el ataque no será el último.
Las Fuerzas de Seguridad palestinas –responsables de la seguridad de la zona donde se produjo el atentado– realizaron anoche una de las mayores redadas que se recuerdan contra simpatizantes de Hamas en Cisjordania, deteniendo al menos a 300 personas para evitar nuevos ataques, si bien no está confirmado que se haya arrestado a los autores del atentado en el que murieron un matrimonio padres de seis hijos –Yitzhak y Talia Imas, de 47 y 45 años– y otros dos colonos, un hombre y una mujer de 24 años, que llevaban en su vehículo.
El asesinato, el más sangriento contra israelíes en Cisjordania en los últimos cuatro años, ha encendido las iras de los colonos, que daban sepulcro a sus víctimas entre palabras cargadas de odio hacia sus vecinos. «El error es pensar que se puede alcanzar un acuerdo con estos terroristas. Todo judío quiere la paz, pero estos malhechores nos quieren destruir», dijo el rabino Dov Lior en el responso que se hizo por las víctimas en Kiryat Arba. «Existe un Ejército y debe utilizarse», añadió.
Más allá del rencor, la respuesta pragmática de los colonos no se ha hecho esperar y anunciaron ayer que daban por concluida la moratoria del Gobierno para paralizar las construcciones en los asentamientos (vence el 26 de septiembre) y que volvían a edificar. «En los 120 años de sionismo, cuando nuestra gente ha sido asesinada, la respuesta siempre ha sido construir», dijo ayer Naftali Bennett, director de la principal organización de colonos.
Por su parte, desde Washington, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, pidió «moderación» a los colonos para evitar una respuesta violenta que desate el enfrentamiento abierto entre ambos pueblos. El atentado le da la razón a Netanyahu en todas las demandas de garantías de seguridad para su país que ha colocado encima de la mesa como condición indispensable para la paz. También reprobó el atentado la Autoridad Nacional Palestina; su primer ministro Salam Fayyad, dijo que el derramamiento de sangre es «incompatible con los intereses palestinos» y advirtió a sus ciudadanos contra verse «absorbidos por una espiral de violencia». «Renunciar a la violencia es el camino a la salvación, no explotar el sufrimiento del pueblo palestino al servicio de intereses regionales o de algunas facciones», sostuvo. La condena de su presidente, Mahmoud Abbas, llegó desde Washington y lamentó que el objetivo fuera precisamente impedir estas magnánimas conversaciones.
En este sentido, el ministro de Defensa, Ehud Barak, afirmó ayer que Israel está dispuesto a ceder partes de Jerusalén al futuro estado Palestino a cambio de paz. Barak sorprendió al reconocer que el Gobierno de Netanyahu cedería parte de Jerusalén Oriental, pues la partición de Jerusalén ha sido siempre el punto más candente en las negociaciones israelopalestinas.
«Jerusalén Oeste y los doce vecindarios judíos en los que residen 200.000 israelíes serán nuestros. Los barrios árabes en los que hay casi un cuarto de millón de palestinos, suyos», detalló el líder del Partido Laborista al diario israelí «Haaretz».
Asimismo, Barak reveló que también concederá a los palestinos el barrio árabe de la ciudad vieja, donde está la explanada de las mezquitas y la cúpula de la Roca, uno de los lugares más sagrados del islam. No obstante, sobre el Monte de los Olivos y la Ciudad de David habría un «régimen especial». Estas tres zonas forman parte de los territorios que Israel anexionó en la guerra de los seis días de 1967 y que nunca se reconocieron internacionalmente. Para dar consistencia a este gesto, Netanyahu se refirió anoche a Abbas como «mi socio para la paz». En discurso durante la cena de gala en la Casa Blanca, el primer ministro israelí apostó por extraer de este diálogo directo un «compromiso histórico» entre las dos partes para «fijar un nuevo comienzo», según publicó el diario «Haaretz».
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