Lisboa
ANÁLISIS: De Dublín a Lisboa
Tras varias semanas de relativa estabilidad en la prima de riesgo de los países periféricos, una nueva oleada de temor por el riesgo país ha provocado un repunte de los diferenciales. La razón, las dificultades de Portugal para colocar su deuda pública en la subasta de la semana pasada. La subasta se saldó con un encarecimiento del 80% en la rentabilidad de los bonos, lo que sirvió para volver a cuestionar la capacidad del Gobierno luso para reconducir la posición de sus cuentas públicas y soportar un encarecimiento de los costes de refinanciación. En este contexto, esta semana se configura importante para el devenir de la crisis soberana. Además de nuevas emisiones del Tesoro portugués en el día de mañana -a 3 y 9 años- y del Tesoro español el jueves -a 5 años- habrá una concentración importante de emisores núcleo como Alemania, Francia y Holanda. Y es que la concentración de vencimientos de deuda de países periféricos en el primer trimestre de 2011 va a constituir un termómetro importante, y podría apuntar a que las presiones sobre la deuda pública de estos países se mantendrían en los primeros meses del año.
En este sentido, el BCE todavía tiene mucho que decir, ya que todo parece indicar que podría reforzar la operativa de compra de deuda pública. En cualquier caso, para atajar la corriente de riesgo sistémica es necesario que se avance en tres elementos básicos. Por un lado, en una mayor credibilidad en algunos países con la ejecución presupuestaria y los planes de consolidación fiscal. Por otro, en la realización de nuevos ejercicios de transparencia en las instituciones financieras europeas (actualización de los stress test con supuestos más razonables y mayor cobertura). Y, por último, en un mayor soporte del BCE, aunque la autoridad monetaria siga pareciendo inclinada a configurar la estrategia de salida en un contexto de inflación menos benigno.
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