PP PSC y ERC apoyan a Mas para endeudarse en otros 2613 millones

Artur Mas asegura haber hallado un verdadero agujero negro en las arcas de la administración y, desde hace un mes, comenta casi a diario las estrecheces que hay en la tesorería. Ayer, afirmó incluso que con los gastos del tripartito Cataluña «iba a la ruina». Mas viajó el pasado lunes a Madrid para explicar a Rodríguez Zapatero las necesidades de liquidez de la Generalitat y obtuvo su visto bueno para incrementar la deuda catalana, aunque el presidente del Gobierno le exigió que el recorte presupuestario de ña Generalitat sea superior al 10 por ciento que prevé.
Tras el plácet del Gobierno, la Generalitat logró ayer la autorización por ley del Parlament para endeudarse por un máximo de 2.613 millones más mientras dure la prórroga de los Presupuestos.

El Govern de CiU obtuvo el respaldo de PP, PSC y ERC para ir a buscar a los mercados estos 2.613 millones. La oposición permitió incrementar los números rojos de la Generalitat para que organismos como el Servei Català de la Salut pueda afrontar sus pagos. Sin embargo, todos los grupos subrayaron que su aval no les convierte en cómplices de la política económica de la Generalitat.

Reuniones
El Ejecutivo catalán ha buscado el apoyo de la oposición durante los últimos días. El pasado viernes, por ejemplo, el conseller de Economía, Andreu Mas-Colell, acompañado de una comitiva de CiU, se reunió con diputados del PP para conseguir su respaldo. Los populares ofrecieron su apoyo condicionado al cumplimiento de los objetivos de déficit (1,3 por ciento del PIB en 2011) y a la reducción de empresas públicas. Y así lo subrayó ayer en el Parlament la presidenta del PP catalán, Alicia Sánchez-Camacho: «Condicionamos el endeudamiento a una estabilidad presupuestaria que controle el déficit en nuestra casa. Lo condicionamos a un plan de austeridad y también a un adelgazamiento de la administración».

Sánchez-Camacho consideró que la nueva deuda «no es ningún privilegio» que se concede a la Generalitat y así se lo ha manifestado al coordinador de Economía del PP, Cristóbal Montoro, ya que dirigentes populares han denunciado el agravio. «Todo esto de la deuda se ha explicado muy mal. La Generalitat no necesita ningún permiso para endeudarse», subrayaron ayer fuentes del PP, que no ven motivos para entrar en una confrontación interna.

Mas, de todas formas, agradeció que Sánchez-Camacho afirmara en público que la Generalitat «no está obteniendo privilegios sino que está obteniendo lo que le toca».
Todo ello ocurrió durante la primera sesión de control al presidente de la Generalitat, celebrada en inédito horario matinal y con nuevos hábitos impuestos por la presidenta del Parlament, Núria de Gispert. Se han acabado las prórrogas en los tiempos de intervención. De Gispert no permitió ni un segundo más de los dos minutos y medio que cada líder tiene para intervenir.

El PSC usó su turno para traer a colación el nombramiento, todavía sin materializar, de Xavier Crespo como futuro secretario de Seguridad en sustitución de Joan Delort. Así quiso ejemplificar la desorientación del Govern en sus primeros 50 días de mandato. Mas se sacudió las críticas asegurando que ese asunto compete al conseller de Interior, Felip Puig, y acabó por contraatacar a los socialistas: «Ustedes no son los más apropiados para hablar de desbarajustes y desconciertos».