Ofensiva diplomática de Rajoy: Bruselas Berlín y la Casa Blanca

En el frente doméstico ya no hay margen de actuación para frenar a corto plazo la escalada de la prima de riesgo y el insostenible coste de financiación de la deuda soberana. Aunque todavía queden importantes decisiones pendientes sobre el modelo de Estado, que, en cualquier caso, no tendrían efectos inmediatos porque exigen de una negociación con el principal partido de la oposición, e incluso de una reforma constitucional –ya hay voces dentro del PP que plantean la necesidad de que se afronte la reforma del Título VIII de la Constitución. Y aunque también haya un espinoso terreno por recorrer en clave autonómica bajo la incógnita, determinante, de si al final el Gobierno se atreverá a activar el proceso de sanciones, previo a la intervención, que recoge la Ley de Estabilidad Presupuestaria. La semana pasada comenzó la negociación con las ocho comunidades con planes de ajuste «suspendidos».

En los próximos días se resolverá este interrogante. Entretanto, el Gobierno se vuelca en la acción exterior y multiplica su actividad diplomática para conseguir apoyos para nuestra deuda soberana sin tener que pasar por el aro de acudir al fondo de rescate para que compre bonos, lo que implicaría nuevas condiciones y nuevos sacrificios. Las gestiones las lleva personalmente el presidente el Gobierno, Mariano Rajoy, quien mantiene sus habituales contactos con otros socios europeos. Rajoy ha hablado con la canciller alemana, Ángela Merkel; y con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, entre otros, según confirmaron fuentes diplomáticas.

Precisamente Barroso se reunió ayer con el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, la «bestia negra» de la crisis para los políticos del PP. Ya no hay complejos a la hora de presionar en público a la autoridad monetaria para que actúe, a sabiendas de que detrás está la mano alemana. La función del BCE no es ayudar a los países con problemas, según la letra de sus estatutos, pero desde las filas del PP sostienen que si Alemania fuera la que está en el lugar de España, entonces ya se habría abierto en canal el debate sobre la modificación de las reglas del BCE. Claro que eso exige diplomacia y liderazgo, lo que depende en buena medida del resultado de las gestiones que está realizando el Gobierno español. Dentro de esta intensa ofensiva diplomática para reclamar un mensaje político coordinado de la UE y firmeza en la ejecución de los compromisos adoptados en el último Consejo Europeo, el ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, se reunirá hoy con su homólogo alemán, Wolfgang Schauble, para trasladarle el mensaje de que España no puede seguir financiándose a este precio y que el problema no es sólo español, sino europeo, porque se está «cercando al euro». En Bruselas también está haciendo gestiones el eurodiputado Íñigo Méndez de Vigo; y la Oficina Económica de Moncloa, que dirige Álvaro Nadal, negocia con Berlín, París y hasta con la Casa Blanca. Vicepresidencia está trabajando en la próxima reunión con el italiano Mario Monti. Moncloa sigue sosteniendo que mientras no se lance un mensaje contundente en apoyo del euro y de los países asfixiados con su deuda, «siempre que hagan sus deberes», continuarán «los ataques de los especuladores». En su defensa alegan que el problema no está en la credibilidad del Gobierno español, sino en la credibilidad del proyecto europeo. Esto no quita para que el presidente considere que la situación es «preocupante». Ayer, con todas las alarmas encendidas, su agenda pública no varió y sólo incluyó el recibimiento al equipo español olímpico, ocasión que aprovechó para dejar un mensaje interpretable en clave política. A veces uno puede caer en el desánimo, pero eso se supera «inmediatamente», dijo. Su receta: «Esfuerzo, trabajo, dedicación y perseverancia». Él, desde la Presidencia, ya está tomando esa misma «medicina», precisó.

Rubalcaba pide una estrategia conjunta
El secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha propuesto a Rajoy acometer una «ofensiva» en Europa en la que participen partidos, organizaciones, sindicatos y empresarios para demostrar que la economía española es «más sólida» de lo que refleja la prima de riesgo. Su iniciativa no quiere decir que el PSOE esté de acuerdo con las medidas del Ejecutivo, pero sí en la necesidad de realizar un «trabajo conjunto» para defender la solvencia de la economía española. Para el número uno del PSOE, la economía tiene «fundamentos que en modo alguno se reflejan» en la prima de riesgo. Es más, atribuyó la subida experimentada por ésta en los últimos días a una «cuestión de confianza» que proviene de la «mala» gestión de la crisis, informa E. L. P.