Barcelona

Las quinielas por Patricia NAVARRO

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En épocas de crisis se agudiza el ingenio. La empresa de Madrid más que de ingenio ha tirado de generosidad para ofrecer a la afición un San Isidro de altos vuelos. Lo que se merecía. Que la primera plaza, el serial más largo, no mirara con envidia al resto. En el próximo mes desfilarán las figuras, con la dolorosa ausencia de José Tomás, aunque en el horizonte próximo, tal vez hoy ya sepamos día y hora de su anhelado regreso, o no. Barcelona, Málaga, donde sea, como sea, será una revolución después de estar al abismo de la muerte al otro lado del Atlántico. Pero Madrid es hoy centro de cultura, BIC ya de forma oficial, y escenario del examen final antes de la vorágine de la temporada. De los miles de kilómetros en coches de cuadrillas, antes de que, como contaba Manzanares a este periódico, los toreros acomoden la postura en el patio de cuadrillas para recuperar en esos segundos el cansancio acumulado una tarde tras otra. Nada tiene que ver lo que espera en el próximo mes en el patio de cuadrillas de Madrid.Todos, del primero al último del escalafón pasan por Las Ventas sometidos al límite de presión. Sin saber qué hacer con el tiempo, con las horas previas, pendientes del viento. Ese viento de Las Ventas del Espíritu Santo, que reina a sus anchas en la plaza. Más allá del manido «Madrid da y quita» es cierto que la responsabilidad atenaza, cambia el carácter, silencia los ánimos.

A tres tardes vienen un elevado número de toreros. A dos Juli y Morante. A una Cayetano y a ninguna Ponce. El Juli y José María Manzanares en Sevilla han puesto el toreo por las nubes. Ahí mismo en lo alto, porque nos dejaron soñarlo y nos abandonaron en esa aventura. Repetir hitos de ese calado se acerca a la utopía. Pero ni la Puerta del Príncipe de El Juli ni lo que ocurrió al día siguiente con Manzanares se desprende de la casualidad. Hace tiempo que Julián puso su techo donde no lo encuentra nadie. Su toreo desborda todo pronóstico técnico, de toreo de mano baja. Tiene mucho más fondo El Juli del que le hemos querido dar. A Manzanares los meses de baja por la terrible herida en la mano y las diez operaciones le han hecho cavilar. Y de qué manera. Si nos ponemos a soñar, despiertos, en duermevela, todavía me viene a la mente, el toreo cadencioso, lento y largo de Manzanares en Sevilla, y en Valencia. Aviso a navegantes. Que empiecen las quinielas, que también viene Morante. Y suma y sigue, que aquí todos tienen que apretar.