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Las cajas que ahora se han quedado
Pero, ¿qué iba a salir en esta ocasión de Salamanca? Cuando Cultura suspendió el lunes pasado la reunión del Patronato del Centro de la Documentación de la Memoria Histórica para decidir el envío de una remesa nueva de cajas, se barajaban diversas cifras.
Un número de cajas indeterminado. La Comisión de la Dignidad habló, en su momento, de más de seiscientas. Otras veces disminuyó esa cantidad hasta las trescientas. El problema no estriba, únicamente, en la cantidad.
También reside en el contenido de ese número de archivos. Parece ser que algunos de los objetos que se habían seleccionado para esta ocasión había un conjunto aproximado de unas trece banderas que pertenecía a diversos organismos e instituciones.
También se contemplaba la posibilidad, según ha declarado a este diario una fuente que ha tenido acceso a estos datos, de seleccionar cuatro insignias, una medalla y un parche. Se había estudiado mandar cartas, solicitudes, certificados y notas contenidas dentro de uno de los archivos bajo la signatura PS-Madrid, de, entre otras, las cajas 475, 482, 507, 1250, 1559 y 1563.
Otra parte de los «papeles» que, parece, que estaban incluidos en la lista destinada a aprobarse el martes pasado, era una serie de expedientes, una solicitud y una relación de voluntarios como los que están guardados en las cajas 1004, 1052 y 1054. Pertenecen a la Confederación Nacional del Trabajo.
A su Comité Regional de Cataluña, a la sección Defensa. Otra parte es la que se encuentra dentro del llamado PS-Particular. Son inventarios, expedientes, escrituras, testamentos, cartas, actas de juicio, demandas judiciales, solicitudes, pólizas de seguro, recibos, facturas, informes, censos y proyectos que pertenecen a diversas personas.
Una curiosidad son los documentos que se encontraban en el Centro Israelita Agudad Ahim. Eran inventarios, libros de actas, libros de socios, correspondencia, justificantes de pago, papeletas de votación, invitaciones, circulares y recibos de cuotas mensuales.
Otro aspecto que se debe resaltar, como indica Policarpo Sánchez, es que parte de la documentación enviada a Cataluña estaba sin «catalogar y sin identificar. Sólo se ha hecho una somera descripción de la caja».
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