Camps: «No ha importado la verdad sino hacer daño»

VALENCIA- Cinco horas estuvo el ex presidente de la Generalitat Francisco Camps respondiendo las preguntas de las partes personadas en el «caso de los trajes». Se mostró resuelto, ágil y elocuente. Aseguró que pagó las prendas que posee de la tienda Forever Young, relacionada con la trama «Gürtel». Y que devolvió los regalos enviados por Álvaro Pérez, «El Bigotes» en Navidad, con el que mantenía una relación cordial. Tampoco se quedó con otros muchos que le llegaban por ser presidente si eran de mucho valor.

De las tiendas que aparecen en la trama, compró cuatro trajes, un par de zapatos y una americana azul. Ahí termina su relación con las tiendas implicadas con la «trama Gürtel». También aseguró que su relación con las empresas que coordinaba Álvaro Pérez, «El Bigotes», en la Comunitat, se limitaba a actos de partido y que nada tuvo que ver con las adjudicaciones que consiguieron estas empresas para la Generalitat.
Durante más de una hora y media contestó a las cuestiones que le planteó la fiscal, Myriam Segura. Respondió a todas ellas sin temor a reparar en detalles y dejando bien claro, mientras miraba a los miembros del jurado popular, que todo este «lío» es una falacia. Se proclamó víctima de un complot político- mediático y, por ello, no contestó a las preguntas de la acusación popular, que representa a cuatro diputados del PSPV, que se han personado. «He venido a hacer justicia y no política. Me acojo al derecho de no contestar a una parte que representa estrictamente la política».

La fiscal ennumeró los hechos que le relacionan con la supuesta recepción de prendas de las tiendas de Milano y de Forever Young. El expresidente explicó que la primavera de 2006, en uno de los viajes semanales que realizaba a Madrid, entró en Milano. Fue por recomendación de «El Bigotes», que le insistió en que allí se confeccionaban trajes la mitad de caros que los que compra habitualmente en El Corte Inglés.

Entró y se probó un traje, pero no le quedaba bien. Allí estaba José Tomás, el sastre, quien le insistió en que le gustaría mucho hacerle ropa. Meses más tarde le envío cuatro y se los devolvió porque no le sentaban bien. Aún así el sastre insistía, le llamó y, al final, Camps le encargó la confección de dos, siempre que los «calcase» de los que le sentaban bien. Le hizo cuatro, desde 2006 a 2008. También un par de zapatos y una americana azul. Lo pagó en efectivo y nunca pidió factura.

Acostumbra a no pagar con tarjeta para que quede claro que no utiliza dinero del erario. Tampoco pide facturas porque no lo carga ni desgrava. No tiene la respuesta a por qué hay cuentas a su nombre, «no es mi labor y no está mi firma».