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Maragall frente a la memoria

San Sebastián aplaude el documental de Carles Gosch «Bicicleta, cuchara, manzana», en el que el político y su familia muestran como se vive el primer estadio del alzhéimer

Maragall frente a la memoria
Maragall frente a la memorialarazon

Hace poco más de tres años que Pascual Maragall sentía cierta desorientación y cambios bruscos de humor. Acudió al médico para que le certificara que aquello era un ataque de estrés. No fue así, las pruebas señalaban que al eterno alcalde de Barcelona se le estaba encogiendo la parte del cerebro que custodia la memoria, lo que conocemos como alzhéimer.

Hasta aquí nada nuevo, Maragall lo anunció a los medios de comunicación en octubre de 2007. Hasta ayer, cuando se presentó «Bicicleta, cuchara, manzana» en la sección oficial de San Sebastián, pero fuera de concurso, no descubrimos cómo ha sido su evolución interna: ciertas proteínas se acumulan en las neuronas y el encogimiento del órgano va a más; pero también la externa, que no le ha afectado tanto a él como a su familia. «Hay varias películas sobre cómo vive el alzhéimer un dependiente», explica la esposa del político catalán, Diana Garrigosa, coprotagonista del filme, junto a sus hijos, Guim, Cristina y Airy. Ella tomó la palabra durante la presentación a los medios, pues su marido, que fue muy aplaudido en el pase del filme, prefirió irse a pasear a la Concha con su nieta, antes que el flash de las cámaras . No esperan un remedio documental de «El hijo de la novia». Aquí, como si fuera un thriller de suspense tanto el protagonista, perfectamente consciente de todo lo que ocurre, como su familia, viven la angustia del peligro que se cierne sobre ellos, pero no saben cuándo llegará lo peor ni sus dimensiones.

Gracias a Carles Gosch («Balseros»), que ha infiltrado durante dos años su cámara en las fiestas, en el despacho y en la casa de campo de esta familia, descubrimos que existió un debate entre los Maragall sobre si hacer pública o no la enfermedad. No sólo comparecieron ante las cámaras, sino que, además, crearon una fundación que pretende, gracias a los contactos internacionales de una agenda política de tantos años, lograr los fondos suficientes como para crear un centro de investigación en Barcelona de nivel internacional sobre esta especialidad. «Pascual no tenía ganas de hablar de la enfermedad, pero involuntariamente nos regalaba perlas para la película», asegura Gosch. El ex presidente de la Generalitat asegura que esta «harto de pobrecitos, pobrecitos», está convencido de que después de los Juegos Olímpicos y el Estatut, su gran logro vital será frenar este mal de nombre impronunciable, «pues en ningún sitio está escrito que sea invencible», dice. Cuando ya lleva un año como paciente, sigue reclamando independencia a su familia: «La sobreprotección mata», llega a decir en el filme. Pero no se trata de un panegírico sobre socialista catalán.

Esperanzado

Sus hijos resaltan en el documental que su carácter egoísta aún se ha acentuado más con el padecimiento. Su mujer protagoniza una secuencia estremecedora cuando, ante su empecinamiento en seguir utilizando el coche y reclamar más autonomía, se derrumba y comenta que, en realidad, la que ha perdido casi toda su libertad es ella. Una advertencia para todos los seres cercanos a estos enfermos: «Me había dado cuenta de que llegamos a un callejón sin salida. Debía tener mis espacios y los he conseguido», admite ahora Garrigosa.
«Bicicleta, cuchara, manzana» es parte de un test que los especialistas hacen a los enfermos, que deben recordar estas tres palabras minutos después de que el médico se las haya indicado. Igual que restar de 7 en 7 desde 100 hacia atrás. Contemplamos que Maragall ya tenía dificultad para ambas en un momento incipiente del proceso. Así como también su esposa reconoce a cámara que hay momentos en los que le ha mirado como si ya no la quisiera. Pero admiten que no se trata de un acto de exhibicionismo, sino de una llamada de atención porque «hay tanto por hacer y no se ha hecho, y esto no se arregla en dos días». Las estadísticas aúllan que uno de cada tres habitantes de la tierra sufrirá demencia. Por eso mismo el equipo del filme viajó hasta Roterdam, donde se está haciendo un estudio social a gran escala en pacientes y gente sana; a Filadelfia, donde se investiga con exhaustividad, y a la India, donde el problema ya no es minoritario, pues alberga al 14,2 por ciento de los ancianos del planeta.

Su actividad pública se ha reducido en este tercer año de padecimiento, aunque a él le siga estremeciendo ver una hoja en blanco de su agenda, pero, por ejemplo, aún concede entrevistas. La última a un medio catalán que, según su esposa, se ha sacado de contexto.

Garrigosa insistió en que Maragall sigue apoyando a los socialistas, aunque de sus palabras se dedujera cierta simpatía hacia Mas». Cuando el canoso más famoso de la política catalana no sepa que significa Parlamento seguirá encerrándose a escuchar las variaciones de Goldberg, pues según descubrimos ayer, la última memoria que se pierde es la musical.


El detalle: el huracán Julia Roberts
No llegó en un caballo blanco a motor, como en «Pretty Woman», pero la expectación era la misma ayer en San Sebastián que cuando emiten por televisión esa secuencia, que sigue rompiendo audiencias. Además de recoger el Premio Donostia a toda su carrera, Roberts promociona junto a Javier Bardem «Come, reza, ama», que se estrena en octubre. La fobia por la prensa del actor, ya futuro papá confirmado, va «in crescendo», pues ha decidido conceder aún menos entrevistas que las escasas que dará la diva.